"Desde que se dejó atrás la recesión hasta ahora, la economía sigue siendo un puzzle difícil de resolver.
Y es que aun aumentando las políticas de expansión monetaria –como hace
el BCE comprando bonos a empresas y al sistema financiero- no es
suficiente para una recuperación ampliada del capital sino no hay nuevas
fuentes de valorización. Incluso a pesar del ataque brutal hacía las
condiciones de vida y de trabajo de la mayoría social asalariada, la
rentabilidad empresarial sigue siendo insuficiente.
La compleja operación de esta encrucijada podría mostrar más límites si
cabe si tenemos en cuenta -inevitablemente- los últimos datos de la
economía mundial publicados por la OCDE y el FMI.
Paula Bach
explica a este respecto que “la combinación de inversión débil,
productividad por debajo de los promedios históricos, pronóstico a
mediano plazo de crecimiento económico mundial descendente y continuidad
del lugar protagónico de la valorización financiera, no parecen estar
augurando el advenimiento de una “revolución industrial” sino más bien
años de debilidad endémica del capital.
Un escenario en el que podrán
sucederse modestas recuperaciones como la actual y nuevos episodios
catastróficos”.
Veamos algunos datos para hacernos una idea. La Fundación del BBVA publicó que en el cuarto trimestre del 2017 hay signos a la desaceleración. (...)
Además, el crecimiento del consumo privado se modera
desde segundo semestre de 2016 y la tendencia “se debe al fin de
estímulos temporales y vientos de cola como reducciones impositivas,
descenso de precios del petróleo y atonía de algunos fundamentos
(riqueza financiera e impacto de incertidumbre política)”.
Hasta ahora el frágil crecimiento económico español es
ayudado por las enormes ganancias del sector del turismo y las
exportaciones. (...)
Las cifras sobre deuda exterior -pública y privada- siguen siendo
altísimas por más que el BCE siga inyectando ingentes cantidades de
dinero. (...)
La deuda pública, tras los generosos planes de ayuda al sector privado,
se sitúa en el torno del 100 % del PIB, sólo soportable en el contexto
de bajos tipos de interés. (...)
Como comenta además Daniel Albarracín,
economista y miembro de Anticapitalistas y Podemos, en la revista
Viento Sur, hay “una clara tendencia a la caída de la tasa de
rentabilidad empresarial” y agrega que es verdad que la “la inaudita
política monetaria expansiva del BCE” ayudó a la recuperación hasta 2017
pero no ha podido “evitar el descenso del tipo de beneficio efectivo,
que apenas ha sostenido su nivel en estos últimos años de postcrisis.
Ni
que decir tiene que el nivel de tipo de beneficio efectivo actual es
sencillamente minúsculo para poder reactivar la acumulación a niveles
sostenidos”.
En relación a la productividad distintos estudios muestran que a pesar del crecimiento económico ésta es bajísima. (...)
El FMI señalaba claramente que el empleo creado en los últimos años han
sido en aquellas ramas que tienen una menor productividad. (...)
Estudios como el del BBVA muestran además que la economía está altamente capitalizada, es decir demasiada capacidad instalada. (...)
Para el BBVA “el actual esfuerzo inversor se sitúa en
mínimos históricos para España: más de 4 puntos porcentuales por debajo
de la media del último medio siglo” además “la inversión total en los
últimos años apenas cubre la depreciación del stock de capital
existente, que es elevado pero crece muy poco”.
En conclusión. A pesar de la salida de la recesión, el
capitalismo español, mantiene límites estratégicos que le condicionan
para tener una recuperación “duradera”. Por una parte la falta de nuevas
fuentes “reales” de valorización del capital que permita una
acumulación amplia. Como lo fue en épocas de “vacas gordas” el nicho de
acumulación que supuso el boom inmobiliario, y que la economía
capitalista española no puede sustituir por otro sector (productivo o
especulativo) al mismo nivel de rendimiento.
Y por otra parte la
devaluación salarial y las reformas laborales del PSOE y el PP han
provocado una disminución de los salarios y del poder adquisitivo. No es
una locura, pues, pensar que los próximos años la situación política
puede estar marca por una aumento de la lucha de clases, más aún si las
tendencias a una nueva recesión se cumple." (Carlos Muro , Izquierda diario, 11/01/18)
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