"La clase capitalista transnacional está invirtiendo
miles de millones de dólares en la rápida digitalización del capitalismo
global como salida para el excedente de su capital acumulado, a la vez
que busca nuevas oportunidades de inversión en la construcción de un
Estado policiaco global. ¿Pero será suficiente la rápida expansión de
estos dos sectores de la economía global para evitar otra crisis
catastrófica?
Los datos económicos internacionales señalan, más
bien, que la economía global está al borde de otro colapso. Las
condiciones estructurales subyacentes que desataron la Gran Recesión de
2008 siguen vigentes mientras la nueva ronda de reestructuración de la
economía global ya en marcha tenderá a agravar las mismas. Estas
condiciones incluyen niveles sin precedente de desigualdad, de
endeudamiento público y privado, y de especulación financiera.
El
detonante de una nueva crisis podría ser el estallido de la burbuja
bursátil, sobre todo en el sector tecnológico, el impago de la deuda
pública o de los hogares, o el estallido de una nueva conflagración
militar internacional.
El débil crecimiento económico se ha mantenido desde
2008 gracias a los instrumentos monetarios tales como la “facilitación
cuantitativa” y los rescates financieros, junto con una escalada de
deuda de consumo, una oleada de inversión especulativa – sobre todo en
el sector tecnológico – y niveles cada vez mayores de especulación
financiera en el casino global. Sin embargo, ahora los bancos centrales
están llegando a los límites de los instrumentos monetarios.
En Estados Unidos, que desde hace tiempo ha servido de
“mercado de última instancia” para la economía global, la deuda de los
hogares está en su nivel más alto de su historia desde la postguerra.
Los hogares estadounidenses en 2016 debían casi $13 billones de dólares
en préstamos estudiantiles, deuda de tarjetas de crédito, prestamos
automovilísticos, e hipotecas.
En casi todos los países de la OCDE la
relación de ingresos a la deuda de los hogares se mantiene en niveles
históricos y ha seguido en franco deterioro desde 2008. El mercado
global de bonos – un indicador de la deuda total gubernamental a nivel
mundial – se ha disparado desde 2008 y ahora rebasa los $100 billones.
Mientras tanto, la brecha en la economía real y el
“capital ficticio” se ensancha cada vez más mientras la especulación
financiera se convierte en una espiral fuera de control.
El producto
mundial bruto, es decir, el valor total de los bienes y servicios
producidos a nivel mundial, era de $75 billones en 2015, mientras la
especulación en monedas ascendió ese año a $5.3 billones al día y el
mercado global de derivados se estimó en unos alucinantes $1.2
trillones.
Los más previsores entre la élite transnacional han
expresado una creciente preocupación sobre la fragilidad de la economía
global y el espectro del estancamiento crónico a largo plazo. El
ex-funcionario del Banco Mundial y de la Tesorería estadounidense,
Lawrence Summers, advirtió el año pasado del “estancamiento secular” en
la economía global, la que “ha entrado en territorio desconocido y
peligroso”. Sin embargo, estas élites no están dispuestas a reconocer
el telón de fondo del malestar económico, como es el problema insoluble
del capitalismo, la sobre-acumulación.
La economía global sigue adoleciendo del talón de
Aquiles del capitalismo: la sobre-acumulación. La polarización de los
ingresos y la riqueza es endémica al capitalismo ya que la clase
capitalista posee los medios de producir la riqueza y por ende se
apropia en forma de ganancia la mayor cuota de la riqueza que produce
colectivamente la sociedad.
Si los capitalistas no pueden vender (o
“descargar”) los productos de sus plantaciones, fábricas, y oficinas, no
pueden sacar ganancia. Esta polarización, si no se controla, resulta
en crisis – en estancamiento, recesiones, depresiones y convulsiones
sociales.
Al lanzarse a la globalización desde los 1970 y en
adelante, la emergente clase capitalista transnacional, o CCT, logró
eludir la intervención estatal en el mercado capitalista y socavar los
programas redistributivos que habían sido establecidos a raíz de la Gran
Depresión de 1930. La CCT promovió una vasta reestructuración
neo-liberal, la liberalización comercial y la integración a la economía
mundial.
Las políticas públicas han sido reconfiguradas mediante la
austeridad, los rescates, los subsidios corporativos, el endeudamiento
gubernamental y el mercado global de bonos, todo lo que permite al
Estado efectuar el traslado directo o indirecto de la riqueza de las
clases trabajadoras a la CCT.
El resultado ha sido niveles sin precedente de
desigualdad global que, lejos de disminuirse, se han disparado a un
ritmo asombroso desde 2008. De acuerdo con la agencia pro-desarrollo
Oxfam, el uno por ciento de la humanidad controla más de la mitad de la
riqueza del mundo y el 20 por ciento más rico posee el 94.5 por ciento
de esa riqueza, mientras el restante 80 por ciento tiene que conformarse
con tan solo el 5.5 por ciento.
Dada esta extrema concentración de la
riqueza, el mercado global no puede absorber la producción de la
economía global. La Gran Recesión de 2008 marcó el inicio de una nueva
crisis estructural de sobre-acumulación.
Las corporaciones están
inundadas de efectivo pero no tienen oportunidades de invertir ese
efectivo rentablemente. Las ganancias corporativas se dispararon a raíz
de la crisis del 2008 y han llegado a niveles casi record al mismo
tiempo que los niveles de inversión corporativa han disminuido.
En la medida que se va acumulando este capital no
invertido, crecen enormes presiones para encontrar salidas para
descargar el excedente. El Trumpismo en Estados Unidos refleja una
respuesta ultra-derechista a la crisis mundial que abarca un
neo-liberalismo autoritario al lado de una movilización neo-fascista de
los sectores descontentos, y a menudo nativistas, de la clase obrera.
Sin embargo, este neo-liberalismo represivo termina con restringir aún
más el mercado y por lo tanto agrava la crisis subyacente de
sobre-acumulación.
La CCT se ha dirigido a dos salidas para descargar el
excedente. Una es la acumulación militarizada. Las guerras contra las
drogas y el terrorismo, la construcción de los muros fronterizos, la
expansión de los complejos prisión-industrial, los regímenes de
deportación, los aparatos policiacos, militares y de seguridad, se
convierten en fuentes importantes de generación de ganancias promovidas
por el Estado.
El presupuesto del Pentágono se incrementó en un 91 por
ciento en términos reales entre 1998 y 2011, mientras las ganancias de
la industria militar casi se cuadruplicaron durante este período. (...)
La otra salida ha sido una nueva oleada de especulación financiera en
los años recientes, sobre todo en el sobrevalorado sector tecnológico.
El sector tecnológico está ahora en la vanguardia de la globalización
capitalista e impulsa la digitalización de la economía global en su
conjunto. (...)
La economía mundial ahora está en el umbral de otro período de
reestructuración masiva. En el núcleo de esta reestructuración está la
economía digital basada en una tecnología informática más avanzada, en
la recolección, el procesamiento y el análisis de los datos, y en la
aplicación de la digitalización a todos los aspectos de la sociedad
global, incluyendo la guerra y la represión. (...)
Si bien el sector tecnológico que impulsa esta nueva revolución
constituye solamente un pequeño porcentaje del producto bruto mundial,
la digitalización abarca la economía global en su totalidad, desde la
manufacturera y las finanzas a los servicios, y tanto en el sector
formal como en el informal.
Está en el mero eje de todos los procesos
relacionados con la economía global, desde el control y la
subcontratación de los trabajadores y la flexibilización de los procesos
productivos, hasta los flujos financieros globales, la coordinación de
las cadenas de suministro, subcontratación y tercerización,
mantenimiento de registros, comercialización (“marketing”) y ventas. (...)
la economía digital acelerará la tendencia hacia un
cada vez mayor desempleo y subempleo junto con una mayor ampliación del
empleo precario y casual. Estamos a punto de ver la aniquilación
digital de mayores sectores de la economía global. Cualquier cosa puede
ser digitalizada y toda cosa será sometida a la misma.
La automación
se extiende actualmente de la industria y las finanzas a todas las ramas
de los servicios, aun a la comida rápida y a la agricultura, en la
medida que los miembros de la CCT buscan bajar los salarios y ganarle a
la competencia.
Se espera que la automación incluso reemplace a mucho
trabajo profesional, tales como los abogados, los analistas financieros,
los médicos, periodistas, contadores, evaluadores de riesgos, y los
bibliotecarios.
En Estados Unidos el incremento neto de puestos de
trabajo desde 2008 ha sido casi exclusivamente de acuerdos laborales
inestables y mal remunerados. (...)
La digitalización hace posible la creación de un Estado policiaco
global. En la medida que dicha digitalización resulta en una mayor
concentración de capital y agudiza la polarización, los grupos
dominantes recurren a la aplicación de las nuevas tecnologías de control
social de masas frente a la resistencia entre los precarizados y los
marginados.
La función dual de acumulación y del control social se
realiza con la militarización de la sociedad civil y la mezcla entre la
aplicación militar y civil del armamento avanzado, sistemas de rastreo,
de vigilancia, y de seguridad. (...)
En este contexto, el surgimiento de la economía digital parece fusionar
tres fracciones de capital alrededor de un proceso integral de
especulación financiera y acumulación militarizada en el cual la CCT
está descargando miles de millones de dólares en excedente de capital
acumulado mientras apuestan en las oportunidades de inversión que ofrece
un Estado policiaco global. (...)
La próxima Gran Recesión probablemente cementará esta fusión de la
economía digital con el Estado policiaco global, si es que no hay un
cambio de rumbo impuesto sobre el sistema por la movilización de masa y
la lucha popular desde abajo." (William I. Robinson , Profesor de Sociología, Universidad de California-Santa Bárbara, Alainet, 20/11/17)
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