16.11.17

El copago farmacéutico se ceba con las rentas bajas... y encima no ha reducido el gasto público en farmacia

"En estos tiempos en los que los problemas sociales han sido sepultados por el procés catalán, la realidad para muchos colectivos de españoles es cada vez más compleja y dura. Hace ya cinco años, junio 2012, el PP alumbró una serie de medidas para ahorrar dinero público, aumentando, de facto, la presión sobre las maltrechas arcas de muchos hogares.

 Una de estas medidas fue hacer pagar más a los activos y pensionistas por el consumo de fármacos, haciendo creer dos ideas que se han demostrado falsas. La primera es que en España los ciudadanos contribuyen poco con la financiación de la sanidad, y mucho menos que nuestros vecinos, y la segunda es que las medidas puestas en marcha cumplen con las reglas de progresividad, es decir que son las rentas más altas las que más contribuyen a la cofinanciación de la sanidad pública. 

Para poder contestar a estas dos preguntas son necesarias estadísticas comparadas que, menos mal, la OCDE publica regularmente (Health Statistics, OECD), pero también otras nacionales, como la Encuesta de Presupuestos Familiares que elabora anualmente el INE. Con ésta, podemos saber en qué gastamos nuestra renta a nivel nacional, pero también a nivel autonómico.

La primera cuestión referida es aquella que hace referencia a la cuantía de gasto que soportan los españoles de su bolsilla en cofinanciar la sanidad pública. La propaganda más liberal del país, tanto en medios, como a nivel académico, siempre aduce que aquí la sanidad es cuasi gratuita para los hogares, y que por eso vienen tantos extranjeros a operarse o a que es receten medicamentos


En el gráfico 1 se puede observar cómo España es uno de los países en el que los hogares aportan de su bolsillo más fondos a la financiación de la sanidad, por delante de Alemania, Francia u Holanda, y ligeramente por debajo de Suecia. De facto, en 2016, cada español aportó algo más de 772 $ (ajustados por poder de compra y en términos corrientes) para financiar la sanidad, de cuya cantidad la farmacia supone un porcentaje muy relevante.

 Por el contrario, Francia mantiene una cantidad  muy inferior y estable a lo largo de los últimos años. Todo esto en un contexto en el que la renta de los hogares españoles es muy inferior a la de los países comparados, lo que da idea del esfuerzo que hacemos los españoles en esta materia, y que como luego se mostrará, es muy superior entre las rentas más bajas.

 Pero todavía es más sangrante, si comparamos la cantidad aportada individualmente en porcentaje del gasto en salud total. Aquí, la diferencia es todavía más llamativa y revela el enorme esfuerzo que hacen los hogares españoles en el sostenimiento de la sanidad pública.


Como se puede apreciar, España es el país en el que mayor porcentaje de gasto en salud es financiado por los ciudadanos, hasta un 24% del total en 2016, frente a un 6,8% en Francia o un 14,9% en Suecia y un 12,4% en Alemania.

En segundo lugar, es también muy relevante cómo se distribuye dicho gasto por percentiles de renta. Para realizar este análisis se ha utilizado la Encuesta de Presupuestos Familiares de 2011, previa a la entrada en vigor del RD 16/2012 que consagró el copago farmacéutico para colectivos como los pensionistas, y también los datos del gasto por receta médica que publica el Ministerio de Sanidad, así como la Encuesta de Presupuestos Familiares de 2015. 

Con esto se trababa de ver cómo ha cambiado el gasto individual en farmacia después de la medida impuesta por la mayoría del PP en 2012. Para ello se elaboró el indicador de carga sobre capacidad de pago (porcentaje de la renta de subsistencia que dedicamos al pago de medicamentos) y el de carga económica (porcentaje de gasto sobre renta total). Y estos indicadores se analizarán por percentiles de renta para ver si el impacto es progresivo o no.

Antes de introducirse el nuevo sistema de financiación de las prestaciones farmacéuticas, el 20% más rico destinaba una proporción de su ingreso efectivo de no subsistencia a compra de medicamentos muy por debajo de la media (0,58%) e idéntica a la proporción observada en el 20% más pobre.

El 20% más rico en España soporta una carga financiera del copago simétrica a la del 20% más pobre, lo cual es sinónimo de empeoramiento relativo para las clases más pobres

Con el nuevo sistema, la carga del Quintil más rico (0.70%) está incluso por debajo de la cargas del Quintil 1 (0.72%). Si se mide la carga sobre la renta total del hogar, el 20% más rico asume una carga que es más baja (0,71%) que la asumida por los quintiles 2, 3 y 4, aunque mayor que la del Quintil 1 (0,56%). 

Además, el incremento de la pérdida de bienestar asociada al sacrificio del copago se distribuye regresivamente y es muy superior en los grupos situados al principio de la distribución. Para el conjunto de España, la carga del gasto farmacéutico sobre la capacidad financiera o de pago de los hogares pasa del 0.70% al 0.86%.

En resumen, no es cierto que en España el ciudadano aporta poco a las arcas públicas para financiar la sanidad, sino todo lo contrario. Y por otro lado, la brillante idea del copago farmacéutico afecta negativamente más a las rentas más bajas que a las rentas altas, y encima no se ha reducido el gasto público en farmacia. Es decir, todo un despropósito económico y social. Sorprende que tantos pensionistas sigan votando a quien diseña este tipo de medidas."               (Alejandro Inurrieta, Vox Populi, 30/10/17)

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