"En estos tiempos en los que los problemas sociales han sido sepultados por el procés catalán, la
realidad para muchos colectivos de españoles es cada vez más compleja y
dura. Hace ya cinco años, junio 2012, el PP alumbró una serie de
medidas para ahorrar dinero público, aumentando, de facto, la presión
sobre las maltrechas arcas de muchos hogares.
Una de estas medidas fue
hacer pagar más a los activos y pensionistas por el consumo de fármacos,
haciendo creer dos ideas que se han demostrado falsas. La primera es
que en España los ciudadanos contribuyen poco con la financiación de la
sanidad, y mucho menos que nuestros vecinos, y la segunda es que las
medidas puestas en marcha cumplen con las reglas de progresividad, es
decir que son las rentas más altas las que más contribuyen a la
cofinanciación de la sanidad pública.
Para poder contestar a estas dos preguntas son necesarias estadísticas comparadas que, menos mal, la OCDE
publica regularmente (Health Statistics, OECD), pero también otras
nacionales, como la Encuesta de Presupuestos Familiares que elabora
anualmente el INE. Con ésta, podemos saber en qué gastamos nuestra renta
a nivel nacional, pero también a nivel autonómico.
La
primera cuestión referida es aquella que hace referencia a la cuantía
de gasto que soportan los españoles de su bolsilla en cofinanciar la
sanidad pública. La propaganda más liberal del país, tanto en medios,
como a nivel académico, siempre aduce que aquí la sanidad es cuasi
gratuita para los hogares, y que por eso vienen tantos extranjeros a
operarse o a que es receten medicamentos
En el gráfico 1 se puede
observar cómo España es uno de los países en el que los hogares aportan
de su bolsillo más fondos a la financiación de la sanidad, por delante
de Alemania, Francia u Holanda, y ligeramente por debajo de Suecia. De
facto, en 2016, cada español aportó algo más de 772 $ (ajustados por
poder de compra y en términos corrientes) para financiar la sanidad, de
cuya cantidad la farmacia supone un porcentaje muy relevante.
Por el
contrario, Francia mantiene una cantidad muy inferior y estable a lo
largo de los últimos años. Todo esto en un contexto en el que la renta
de los hogares españoles es muy inferior a la de los países comparados,
lo que da idea del esfuerzo que hacemos los españoles en esta materia, y
que como luego se mostrará, es muy superior entre las rentas más bajas.
Pero todavía es más sangrante, si comparamos la cantidad aportada
individualmente en porcentaje del gasto en salud total. Aquí, la
diferencia es todavía más llamativa y revela el enorme esfuerzo que
hacen los hogares españoles en el sostenimiento de la sanidad pública.
Como se puede apreciar, España es el país en el
que mayor porcentaje de gasto en salud es financiado por los ciudadanos,
hasta un 24% del total en 2016, frente a un 6,8% en Francia o un 14,9%
en Suecia y un 12,4% en Alemania.
En segundo
lugar, es también muy relevante cómo se distribuye dicho gasto por
percentiles de renta. Para realizar este análisis se ha utilizado la
Encuesta de Presupuestos Familiares de 2011, previa a la entrada en
vigor del RD 16/2012 que consagró el copago farmacéutico para colectivos
como los pensionistas, y también los datos del gasto por receta médica
que publica el Ministerio de Sanidad, así como la Encuesta de
Presupuestos Familiares de 2015.
Con esto se trababa de ver cómo ha
cambiado el gasto individual en farmacia después de la medida impuesta
por la mayoría del PP en 2012. Para ello se elaboró el indicador de
carga sobre capacidad de pago (porcentaje de la renta de subsistencia
que dedicamos al pago de medicamentos) y el de carga económica
(porcentaje de gasto sobre renta total). Y estos indicadores se
analizarán por percentiles de renta para ver si el impacto es progresivo
o no.
Antes de introducirse el nuevo sistema de
financiación de las prestaciones farmacéuticas, el 20% más rico
destinaba una proporción de su ingreso efectivo de no subsistencia a
compra de medicamentos muy por debajo de la media (0,58%) e idéntica a
la proporción observada en el 20% más pobre.
El
20% más rico en España soporta una carga financiera del copago
simétrica a la del 20% más pobre, lo cual es sinónimo de empeoramiento
relativo para las clases más pobres
Con
el nuevo sistema, la carga del Quintil más rico (0.70%) está incluso
por debajo de la cargas del Quintil 1 (0.72%). Si se mide la carga sobre
la renta total del hogar, el 20% más rico asume una carga que es más
baja (0,71%) que la asumida por los quintiles 2, 3 y 4, aunque mayor que
la del Quintil 1 (0,56%).
Además, el incremento de la pérdida de
bienestar asociada al sacrificio del copago se distribuye regresivamente
y es muy superior en los grupos situados al principio de la
distribución. Para el conjunto de España, la carga del gasto
farmacéutico sobre la capacidad financiera o de pago de los hogares pasa
del 0.70% al 0.86%.
En resumen, no es cierto
que en España el ciudadano aporta poco a las arcas públicas para
financiar la sanidad, sino todo lo contrario. Y por otro lado, la
brillante idea del copago farmacéutico afecta negativamente más a las
rentas más bajas que a las rentas altas, y encima no se ha reducido el
gasto público en farmacia. Es decir, todo un despropósito económico y
social. Sorprende que tantos pensionistas sigan votando a quien diseña
este tipo de medidas." (Alejandro Inurrieta, Vox Populi, 30/10/17)
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