"Ann Pettifor es conocida por su trabajo sobre la deuda soberana de los
países más pobres, y el crecimiento de la deuda en la OCDE. (...)
¿Puede explicar el dinero fácil y caro frente al dinero escaso y barato?
Lo tengo muy claro, en parte debido a mi experiencia con la deuda
soberana. Lo que sucedió a los países pobres fue que sus
administraciones impagaron su deuda. Los acreedores que se hicieron con
la deuda, en el momento del incumplimiento, acumularon nuevos intereses.
Muchos deudores soberanos iban al Club de París y descubrían que tenían
“deudas fantasma” de las que no sabían, debido a los tipos de interés.
El dinero fácil sencillamente se asigna sin regular, para especular,
sin preguntas. El dinero caro es el que tiene un precio alto. Suscribo
la opinión de John Maynard Keynes de que en promedio, históricamente,
las empresas en su conjunto tienen beneficios de alrededor de un 3%
anual, y si los tipos de interés son más altos la deuda se hace
impagable. Es absolutamente crítico que los tipos de interés se
mantengan bajos. (...)
El crédito no es dinero-mercancía, es dinero
bancario, a menudo sólo digital. Se crea de la nada. Los prestatarios
son fundamentales para la oferta de dinero y ahorro en la economía. Como
funciona el sistema es: un prestatario solicita un crédito, se le
concede en forma de depósito, que puede utilizarse como ahorro. No se
empieza con ahorro. Para tener más ahorro en la economía necesitamos más
deuda.
El prestatario más fiable es el
gobierno. Y que el gobierno no pida prestado, en un entorno en el que el
sector privado a) está demasiado endeudado para pedir prestado; y b)
también carece de confianza para ello, ha creado una escasez de deuda.
Los fondos de pensiones la necesitan para sus inversiones a largo plazo.
Cuando el gobierno gasta, la cuestión no es la acumulación de la deuda.
La cuestión es que gasta en la economía real y beneficia al sector
privado. El gobierno genera los ingresos necesarios para luego generar
ahorros, y luego más inversión y más ingresos.
Describe la creación del crédito bancario como algo político, y no una función de mercado.
Es una función social y muy politizada ahora. Hay control político
sobre ello, y los bancos a su vez controlan el sistema político. El
sistema bancario es un sistema de relaciones sociales entre los que
tienen unos derechos y los que tienen la obligación de satisfacer esas
demandas. Este sistema de activos y pasivos es el sistema monetario.
Es
un sistema de relaciones sociales que una pequeña élite ha capturado.
Que el sector financiero se haya separado de la democracia reguladora y
opere en la estratosfera ha politizado todo el proceso, porque el
público es consciente de irregularidades, corrupción, y sobre todo de
que muchos se enriquecen sin esfuerzo extrayendo rentas. Y esto causa
las insurgencias que hemos visto. (...)
¿Qué solución sugiere?
En primer lugar tiene que haber voluntad política de subordinar los intereses del sector financiero a los de la sociedad. (...)
La segunda cosa importante es que, como muchos
otros, me gustaría ver restaurada el equivalente de la ley
Glass-Steagall (que en EEUU separaba la banca de inversión de la banca
comercial).
Pero me gustaría ver a los
gobiernos utilizar su poder de negociación. Estas grandes compañías
globales quieren separarse de la democracia reguladora, y sin embargo
poder personarse en los tribunales de las democracias para hacer cumplir
contratos. Les podemos negar el acceso a los tribunales financiados por
los contribuyentes, en tanto no paguen impuestos.
Esto enlaza con los tribunales de arbitraje inversor en tratados como CETA y TTIP.
Que están diseñados para estar fuera del control de la democracia. (...)
¿Qué reforma monetaria necesitamos?
Ya he tocado la repatriación del capital offshore.
Estoy a favor del control de capitales, porque los bancos centrales han
perdido el poder de regular los tipos de interés sobre todo en el
espectro de préstamos. (...)
Me gustaría que los bancos centrales
gestionasen activamente los tipos de interés en todo el espectro de
préstamos dentro de las economías nacionales. Para eso no se puede
permitir a los flujos de capital transfronterizos subvertir la gestión
de los tipos de interés dentro de la economía nacional. Ése fue su gran
idea, y ha sido firmemente enterrada por la profesión económica.
Pero es
esencial para la reactivación de la economía y para luchar contra el
cambio climático, porque necesitaremos gran cantidad de fondos.
Tendremos que financiar una sorprendente transformación de toda la
economía para apartarla de los combustibles fósiles. Y esta financiación
no puede ser cara.
Para mí se trata de
control de capitales, la preferencia de liquidez, y herramientas
macroprudenciales. Hélène Rey, una economista distinguida y ortodoxa, ha
discutido con los bancos centrales que deben gestionarse los flujos de
capital transfronterizos. (...)" (Entrevista a Ann Pettifor, eldiario.es, 01/04/17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario