"En los últimos meses se ha especulado en la prensa española sobre el
cerebro de los atentados del 11 de marzo de 2004. Su concepción y
dirección han sido atribuidas a Youssef Belhadj, al informarse de su
expulsión a Marruecos tras cumplir una larga condena en prisión.
También
a Serhane Ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino, al divulgarse
que uno de sus sobrinos es combatiente terrorista extranjero en Siria.
Incluso a Rabei Osman El Sayed, condenado en Italia por terrorismo e
inexplicablemente absuelto por nuestro Tribunal Supremo, al publicarse
que está en Egipto. Estas conjeturas revelan la gran y manipulable
ignorancia que sobre el 11-M aún existe en España.
Hay suficiente evidencia para deducir que el cerebro del
11-M fue Amer Azizi. Esa evidencia deriva, por una parte, de la
documentación policial y judicial disponible, tanto en el sumario
incoado en la Audiencia Nacional por la matanza en los trenes de
Cercanías como en otros procedimientos dentro y fuera de España, que
contienen valiosa información sobre individuos relacionados con el
entramado terrorista que la perpetró
Por otra parte, de la información
obtenida por servicios antiterroristas fuera de nuestro país, en
particular los estadounidenses. Y, por último, de los hallazgos de mi
propia investigación académica, desde que a finales de 2008 encontré el
primer indicio al respecto en una sentencia contra miembros británicos
de Al Qaeda dictada por un tribunal de Manchester.
Antes de que, en julio de 2006, terminase la instrucción del
sumario del 11-M, lo que sabíamos de Azizi es que, nacido en 1968 no
lejos de Casablanca, emigró a España a finales de los ochenta o inicios
de los noventa, hizo suya una versión rigorista del islam, se radicalizó
en el yihadismo y para mediados de esa década fue incorporado por Imad
Eddin Barakat Yarkas a la célula de Al Qaeda que ya entonces lideraba en
nuestro país. Esta célula fue desmantelada en noviembre de 2001, en el
curso de la Operación Dátil que desarrolló la Unidad Central de
Información Exterior (UCIDE) del Cuerpo Nacional de Policía (CNP).
También sabíamos, antes de cerrarse el sumario del 11-M, que
Amer Azizi destacaba, dentro de esa célula, como agente de
radicalización y reclutamiento, o que recibió entrenamiento terrorista
en Bosnia y luego, al menos dos ocasiones, en Afganistán, a cuyos campos
enviaba a otros marroquíes residentes en España.
No fue uno de los
numerosos detenidos en la Operación Dátil precisamente porque se
encontraba en Irán ocupado en asuntos relativos al tránsito de
yihadistas hacia Afganistán. Huyó a Pakistán y desde allí, a inicios de
2002, se incorporó a la matriz de Al Qaeda.
Concluido el sumario sobre el 11-M empezamos a conocer
bastante más sobre Azizi y su papel como cerebro de los atentados de
Madrid. A raíz del impacto de un misil lanzado el 1 de diciembre de 2005
desde un dron estadounidense contra un edificio en la localidad de
Haisori, en el noroeste de Pakistán, para matar a Hamza Rabia, entonces
jefe del aparato de operaciones externas de Al Qaeda —dedicado
principalmente a la planificación de atentados en países occidentales—,
pudo averiguarse, pues falleció asimismo como consecuencia del ataque,
que desde 2003 su adjunto era Amer Azizi.
A las autoridades estadounidenses les llevó algún tiempo
confirmar la identidad de Azizi. Hasta septiembre de 2006 no
compartieron con las españolas esa información, mediante un mensaje en
el que se leía lo siguiente: “Nos complace informar a sus servicios que
Amer Azizi, buscado por su Gobierno por tener vínculos con Imad Eddin
Barakat Yarkas, fue identificado recientemente como Jafar al Maghrebi,
alias Ilyas, activista de Al Qaeda con base en Pakistán. Jafar
trabajó directamente a las órdenes de Hamza Rabia, anterior jefe de
operaciones exteriores de Al Qaeda. Ambos individuos fueron abatidos en
diciembre de 2005”.
Un mes después, en octubre de 2006, las autoridades
estadounidenses aportaban algún detalle más a las españolas: “La
trayectoria de Azizi desde 2002 sugiere que era un importante y muy
valorado miembro de Al Qaeda, con experiencia y conocimiento para
ejercer de director de operaciones terroristas en países occidentales en
general y europeos en particular”.
Antes, al concluir 2001, en Karachi,
Amer Azizi decidió vengarse de España por la Operación Dátil y,
logrando transmitir instrucciones a un acólito de confianza entre los
miembros de la célula de Abu Dahdah no detenidos, desencadenó con ellos
la movilización que culminó con el 11-M.
En marzo de 2002 empezó a configurarse en Madrid la célula
que evolucionó en red del 11-M con otras aportaciones individuales —como
la de Rabei Osman El Sayed, reclutador itinerante de Al Qaeda en
distintos países europeos— y colectivas. Ese mismo año se añadió la del
Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM). En el verano de 2003 se unió
una banda de delincuentes comunes radicalizados como yihadistas.
Azizi
se mantuvo en contacto con los nodos de estos tres componentes, entre
los que sí estuvieron El Tunecino —que acabó imprevistamente siéndolo de
la célula inicial— y Youssef Belhadj —quien lo fue respecto al del GICM
y entre cuyas pertenencias en la localidad belga de Molenbeek, donde
residía, apareció la fecha del 11-M fijada por escrito el 19 de octubre
de 2003—, además de Jamal Ahmidan, El Chino.
Cuando Amer Azizi ideó atentar en España no era miembro de
la matriz de Al Qaeda. Era alguien que acababa de perder la célula a la
que pertenecía. Pero consiguió que el directorio de Al Qaeda asumiera y
apoyase su plan de venganza, al coincidir con la estrategia general de
la organización yihadista en el contexto de la guerra de Irak. En la
revisión que del 11-M hizo en 2008 el National Counterterrorism Center
(NCTC), entidad coordinadora de las agencias estadounidenses de
Inteligencia, se lee: “A través de Azizi, Al Qaeda contaba con un
vehículo para transmitir la aprobación de la operación en Madrid o para
proporcionar instrucciones detalladas”.
Cuatro destacados miembros de Al Qaeda capturados dos años
después del 11-M y bajo custodia de Estados Unidos confirmaron las
actividades de Amer Azizi. En septiembre de 2007, las autoridades
norteamericanas trasladaron a las españolas parte de esta nueva
información, esperando fuese “de ayuda en su investigación en curso
sobre los responsables de los atentados de marzo de 2004”.
En 2009, un
cronista de Al Qaeda elogió la labor de Azizi instruyendo “leones” que
se preparaban para “transformar la tranquilidad de los cruzados en un
infierno”. Como infierno fue, ante todo por el enorme sufrimiento
ocasionado a las víctimas, el 11-M.
En marzo de 2002 empezó a configurarse en Madrid la célula
que evolucionó en red del 11-M con otras aportaciones individuales —como
la de Rabei Osman El Sayed, reclutador itinerante de Al Qaeda en
distintos países europeos— y colectivas. Ese mismo año se añadió la del
Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM).
En el verano de 2003 se unió
una banda de delincuentes comunes radicalizados como yihadistas. Azizi
se mantuvo en contacto con los nodos de estos tres componentes, entre
los que sí estuvieron El Tunecino —que acabó imprevistamente siéndolo de
la célula inicial— y Youssef Belhadj —quien lo fue respecto al del GICM
y entre cuyas pertenencias en la localidad belga de Molenbeek, donde
residía, apareció la fecha del 11-M fijada por escrito el 19 de octubre
de 2003—, además de Jamal Ahmidan, El Chino.
Cuando Amer Azizi ideó atentar en España no era miembro de
la matriz de Al Qaeda. Era alguien que acababa de perder la célula a la
que pertenecía. Pero consiguió que el directorio de Al Qaeda asumiera y
apoyase su plan de venganza, al coincidir con la estrategia general de
la organización yihadista en el contexto de la guerra de Irak.
En la
revisión que del 11-M hizo en 2008 el National Counterterrorism Center
(NCTC), entidad coordinadora de las agencias estadounidenses de
Inteligencia, se lee: “A través de Azizi, Al Qaeda contaba con un
vehículo para transmitir la aprobación de la operación en Madrid o para
proporcionar instrucciones detalladas”.
Cuatro destacados miembros de Al Qaeda capturados dos años
después del 11-M y bajo custodia de Estados Unidos confirmaron las
actividades de Amer Azizi. En septiembre de 2007, las autoridades
norteamericanas trasladaron a las españolas parte de esta nueva
información, esperando fuese “de ayuda en su investigación en curso
sobre los responsables de los atentados de marzo de 2004”.
En 2009, un
cronista de Al Qaeda elogió la labor de Azizi instruyendo “leones” que
se preparaban para “transformar la tranquilidad de los cruzados en un
infierno”. Como infierno fue, ante todo por el enorme sufrimiento
ocasionado a las víctimas, el 11-M."
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