16.1.17

Para solucionar la crisis estructural de la balanza comercial dentro del marco del euro es necesario un alto nivel de precariedad laboral y de paro en los países del sur... pero la salida del euro no pasa por la esfera de lo posible dentro del sentido común dominante español

"(...) la evolución de la moneda única (euro) ha tenido dos implicaciones fundamentales. 

En primer lugar, ha provocado déficits y superávits exteriores en la periferia y en el centro respectivamente, ya que acentuaba las diferencias de productividad iniciales. 

En segundo lugar, el tipo de cambio alto con respecto a las necesidades de la periferia, incentiva el consumo de productos importados, lo que provoca, además de un déficit en la balanza comercial, el deterioro del tejido productivo interno, el cual es incapaz de competir con los productos externos dado el tipo de cambio. 

Por el contrario, en los países centrales, la apreciación de la moneda ha beneficiado a las empresas exportadoras, centrando el crecimiento en el mercado externo. Así, el modelo productivo de la periferia ha estado totalmente condicionado por los intereses del modelo alemán. 

Como es evidente, los déficits en la balanza por cuenta corriente (ver gráfico 3) no son sostenibles en el tiempo sin una contrapartida o ajuste, por lo que, al no existir un presupuesto común para la zona euro que equilibrase dichos desajustes (como ocurre en cualquier unión monetaria) y no disponer del tipo de cambio como herramienta, los continuos déficits en los que incurría la periferia eran financiados en su mayor parte por el capital financiero de los países centrales (ver tabla 1). 

La necesidad del sector bancario de los países centrales de invertir las reservas bancarias crecientes, las cuales provenían de los superávits estructurales, hacía incrementar la dependencia (vía endeudamiento privado) de los países del sur de Europa.

Los desequilibrios mostrados hasta el momento se tradujeron en una crisis de deuda pública, derivada en primera instancia de la crisis de deuda privada. En el año 2007 la deuda pública no suponía un grave problema para el conjunto de las economías de la eurozona (en España significaba el 36% del PIB, frente al 64% en Alemania).

En cambio, en los años posteriores a la crisis, la deuda soberana se disparó en los países periféricos debido en gran parte a la caída de los ingresos por la recesión económica y al aumento de los gastos por el desempleo y los rescates bancarios. Como sostiene Michel Husson [v] , la crisis de las deudas soberanas es consecuencia de una crisis particular del sistema euro, lo que contradice claramente el argumento de que la crisis en los países del sur tiene que ver con el excesivo gasto público. 

En este punto, la configuración del sistema euro se mostraba totalmente perversa, ya que, debido a las directrices de la eurozona, el BCE no puede financiar a los estados de forma directa. De este modo, estos deben acudir al mercado privado, lo que, en épocas de recesión, supone un coste cada vez más elevado de financiación. 

Así, la escalada de las primas de riesgo llegó a un punto insostenible a mediados del 2012, llegando a poner en entredicho la continuidad de la moneda común, algo que hizo intervenir al BCE el 26 de julio de ese mismo año, cuando Mario Draghi declaró: “El BCE hará lo necesario para sostener el euro.

Y créanme, eso será suficiente”. A partir de esas declaraciones, la escalada de las primas de riesgo se frenó en seco y con ella el problema de financiación de los estados, al menos temporalmente. Sin duda, la actuación del BCE demuestra de forma tácita que la crisis de deuda soberana es totalmente provocada por la estructura del euro y, por tanto, tiene una solución estrictamente política. 

En este contexto de ajuste, el problema de las balanzas de pagos en los países del sur se ha mitigado por el momento (como se observa en la gráfica 3, después del año 2008), lo cual no tiene relación directa con el sostenido argumento de “ser más competitivos y exportar más”.

 De forma contraria, los altos niveles de paro, las sucesivas reformas laborales y los altos niveles de precariedad han provocado una disminución de las importaciones, lo que ha equilibrado la balanza comercial [vi] , esto es, para solucionar la crisis estructural de la balanza comercial dentro del marco del euro es necesario un alto nivel de precariedad laboral y de paro en los países del sur. 

Desde el año 2015, como medida desesperada para frenar la deflación e intentar reactivar el crédito, además de mantener la crisis de deuda soberana encauzada, el BCE ha implementado un programa masivo de compra de activos (por valor de hasta 80.000 millones de euros) conocido como expansión cuantitativa (renovado y ampliado para todo el 2017 [vii] ).

 En términos menos abstractos, este hecho implica, fundamentalmente, la compra por parte del BCE, de la deuda pública que tiene la banca privada en sus balances, sustituyendo así deuda pública por dinero líquido.

 Lejos de los argumentos en defensa de la expansión monetaria, la “impresión” de dinero no tiene por qué acabar en circulación si la propia actividad económica no demanda liquidez, es decir, el proceso es inverso al que sostienen las autoridades monetarias: si no existen espacios de rentabilidad, las empresas no invierten y, por tanto, no demandan crédito, inutilizando cualquier aumento de la masa monetaria.

 En efecto, incluso informes de la OCDE [viii] sostienen que la expansión cuantitativa es una huida hacia adelante que puede ser incluso peligrosa, ya que, en países como EE.UU., puede estar incentivando una burbuja de activos financieros. Al fin y al cabo, el capital financiero fluye hacia dónde se pueda generar rentabilidad, sea en la economía productiva o en la financiera mediante la creación de burbujas. 

Conclusión y perspectivas de futuro 

Con su actual configuración, la evidencia histórica de la moneda hace pensar que, en caso de restablecerse un período de expansión, necesariamente se incurrirá en las contradicciones del ciclo 1999-2008, es decir, un crecimiento totalmente desigual entre centro y periferia, en base a desequilibrios en la balanza comercial y el endeudamiento privado de los países periféricos. 

De todas formas, en el corto plazo y con la composición institucional actual, resulta complicado pensar que esta coyuntura derive en un periodo de expansión, dados los niveles de endeudamiento (público y privado) de la mayoría de las economías de la eurozona, sobre todo las periféricas (solamente la suma de la deuda pública y privada de la economía española ronda el 400% del PIB). 

No obstante, las conclusiones que subyacen del análisis de la evolución teórica y empírica de la crisis del sistema euro non son nada halagüeñas, pues debemos tener en cuenta que, aunque España saliese de la crisis, supongamos con pleno empleo y sin deudas, en el marco del euro se gestaría una nueva crisis de balanza de pagos y de endeudamiento externo en unos años. 

Esto implica algo muy simple: cualquier perspectiva de mejora de las condiciones de vida de la mayoría de la población es totalmente imposible dentro del marco del euro. 

La dicotomía a la que nos exponemos en el futuro la resume muy bien Joseph Stiglitz en las conclusiones de su último libro [ix] , afirmando que solamente hay dos soluciones: caminar hacia una unión monetaria y política total al estilo de EE.UU. o la ruptura del euro, pues la actual configuración es insostenible en el tiempo. 

Obviamente, caminar hacia lo que habitualmente se llama “más Europa”, una unión monetaria completa con mecanismo fiscales redistributivos, es impensable en términos políticos, puesto que Alemania tendría que ceder su puesto de privilegio como potencia hegemónica, renunciando entre otras cosas a su superávit comercial, sostenido precisamente gracias a la configuración actual. 

 Aunque a día de hoy, pese a todos los problemas económicos, políticos y sociales, el euro siga siendo un tema tabú (sin presencia en los espacios mediáticos en España), parece que asistimos a un pequeño avance del debate sobre la moneda única. 

Así, la propia publicación del libro de Stiglitz, en el que el autor señala la imposibilidad de que la actual estructura del euro sobreviva (algo que autores españoles como Juan Francisco Martin Seco o Pedro Montes llevan señalando desde años antes de la entrada en vigor de la moneda [x] ), tiene implicaciones ideológico-culturales significativas, ya que amplía el espacio del debate y lo visibiliza más allá de posiciones heterodoxas y/o marginales. 

A pesar de esto, en el imaginario colectivo, el euro sigue siendo sinónimo de Europa, con la perspectiva ochentera de la entrada en la modernidad y en la prosperidad que supuestamente ofrecía el europeísmo a un país del sur que recién estrenaba su sistema democrático. Así pues, por el momento, una destrucción del euro (piénsese en cualquiera de sus formas) no pasa por la esfera de lo posible dentro del sentido común dominante español.  (...)

Debemos tener en cuenta otros aspectos, como el marco geopolítico, ¿alguien se imagina que EE.UU. permitiría una fácil salida del euro de Grecia, por ejemplo? Es cierto que en términos puramente económicos no debería haber duda en que la ruptura es siempre mejor que la línea actual y que hay muy poco margen para cualquier tipo de reformas que puedan funcionar en el contexto de las relaciones de fuerza actuales, en las que el dominio alemán es apabullante. (...)"            (Juan Vázquez Rojo , Rebelión, 28/12/16


 Alternativa a la salida del euro:  europeseta electrónica de circulación interna


Existe una descripción con mucho humor, de economía-ficción, sobre los beneficiosos efectos que se producirían si en Italia, el gobierno impusiera una moneda digital (allá por el 2020), para salir de la quiebra económica y política a la que la permanencia en el euro habría llevado al país. El objetivo se conseguiría rápidamente.

Los únicos perjudicados, los especuladores de la deuda. Ver: J. D. Alt: Europa, 2020: una ucronía iluminadora’. http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=5467  )



Los artículos de Juan José R. Calaza (Juan José Santamaría y Juan Güell) muestran con gran claridad las ventajas de una europeseta electrónica de circulación interna: 
 

Para entender la europeseta electrónica. Qué es y, sobre todo, qué no es. Enlace: http://www.farodevigo.es/opinion/2012/12/02/entender-europeseta-electronica/720458.html



Para salir de la crisis sin salir del euro: España debe emitir europesetas (electrónicas). Enlace: http://www.farodevigo.es/opinion/2011/11/27/salir-crisis-salir-euro-espana-debe-emitir-europesetas-electronicas/601154.html  


Las europesetas electrónicas, complementarias al euro, estimularán el crédito sin efectos colaterales perversos. Enlace:  http://www.rebelion.org/noticia.php?id=165815


Juan Torres insiste en que es necesario emitir una moneda complementaria al euro. Sus artículos:






Más información en: 'Si Grecia, España, o Andalucía emitiesen una moneda digital, respaldada por la energía solar instalada en sus tejados, alcanzarían la soberanía financiera. La de dar créditos a familias y empresas':    http://comentariosdebombero.blogspot.com.es/2014/06/si-una-autonomia-o-una-gran-ciudad.html

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