"(...) Imaginemos que hemos decidido salir del euro. Teniendo en cuenta
el miedo de la gente a salir de la moneda comunitaria, ¿cómo podríamos
hacerlo con éxito?
Creo que es un problema al que se le da
más complejidad de la que tiene. Introducir una moneda es
extraordinariamente sencillo: es como decir que el Estado a partir del 1
de febrero va a efectuar los pagos en una nueva moneda, en pesetas, o
en pesos, por citar dos ejemplos.
Muy bien, creamos una moneda,
pero sabemos que esta se va a depreciar inmediatamente con respecto al
euro. Y, además, la fuga de capitales que se produciría…
La
fuga de capitales es un concepto que se define generalmente mal. ¿Qué
implica una fuga de capitales? Que, por ejemplo, un depósito denominado
en euros en el balance del Banco Santander se transfiera a través del
Banco Central a otro banco en Alemania.
Esto es relativamente
irrelevante: lo que importa es dónde gasta uno: que el dueño de ese
depósito en el banco alemán –y no olvidemos que de España se han
marchado ya 300.000 millones de euros en depósitos– vive en España y
tiene que pagar su alquiler, realizar compras, etc., en España. A
nosotros lo que nos importa es dónde se gasta, no dónde está domiciliada
la cuenta.
Entonces, a efectos reales, la fuga de capitales puede llegar a ser irrelevante…
La
fuga de depósitos normalmente se magnifica, pero tiene su importancia
más acuciante por el tema de los sumideros fiscales, que hay que
controlar.
Pero a Mitterrand le hundió la famosa fuga de capitales de
principios de los años ochenta y cambió totalmente su política
económica…
Con Mitterrand es el momento en que los partidos
socialistas empiezan a cambiar y a traicionar su propio ideario. Además,
el problema que tuvo Francia fue el empeño en mantener un tipo de
cambio fijo.
Cuando tú tienes que defender un tipo de cambio fijo
respecto a una cesta de monedas, los movimientos de depósitos sí
impactan sobre la cotización de la divisa. Empeñarse en mantener un tipo
de cotización fija es lo que te pone la soga al cuello. (...)
Entonces, otro de los rasgos fundamentales de la TMM es el mecanismo de tipos de cambios flexibles…
Efectivamente,
para nosotros es un postulado fundamental: el tipo de cambio tiene que
ser flotante. En estas condiciones, imagina que hay una fuga de euros.
Si tienes soberanía monetaria, tienes capacidad de recapitalizar los
bancos: ¿que el Banco Santander puede tener un problema porque se haya
endeudado mucho en euros?
Hay que tener en cuenta que el Santander está
muy internacionalizado y tiene menos de la tercera parte de su negocio
en España, con lo cual su dependencia de los depósitos de residentes es
pequeña. Y si es un banco con un negocio muy doméstico, el Banco de
España puede darle la liquidez suficiente o incluso nacionalizarlo.
Entonces introducimos la nueva moneda superado el miedo a las fugas de capitales. ¿Pero eso cómo se hace?
La moneda la introduces gastando, creando, en definitiva, apuntes contables.
"Introducir una moneda gastando" suena un poco raro…
El
Estado dice que a partir de mañana, por ejemplo, la autopista que
estábamos construyendo en Madrid en vez de pagarla en euros se va a
pagar en nuevas pesetas.
O sea, la construcción de la autopista
es gasto estatal, y el Estado paga al constructor en nueva moneda. Pero
para extender la nueva moneda, ¿qué se hace? Porque la gente no tiene
esas nuevas pesetas...
Se crea demanda por la moneda
nacional. Básicamente a través de los impuestos. Y ojo, aquí viene un
principio fundamental que es erróneo en la economía convencional: en un
Estado monetariamente soberano, los impuestos no son el mecanismo de
financiación del Estado.
Pero el Estado necesita financiarse
para gastar, para redistribuir… En primero de Económicas nos enseñaban
que los impuestos sirven para financiar ese gasto...
Yo
aprendí eso en primero también (risas). Eso es cierto para una
diputación, pero no para un Estado con soberanía monetaria. Ten en
cuenta que en este caso que exponemos el único creador de moneda es el
Estado y la única manera de que los ciudadanos tengan moneda en su
bolsillo es que el Estado haya gastado.
La función de los
impuestos al final es apartar recursos reales para que los use el
Estado; el Estado es nuestro agente, le encomendamos misiones
(carreteras, sanidad, enseñanza, hospitales, seguridad). Todas estas
misiones que nosotros desde el sector privado no podemos asumir como
individuos o como grandes empresas (para las que muchas cosas no son
rentables o simplemente no son posibles). No olvidemos que, de alguna
forma, el Estado somos nosotros, y le encomendamos lo que nosotros no
podemos hacer.
Apartamos recursos reales que además están ociosos hoy en
día, esto último está claro. Entonces imponemos tributación: por vivir
aquí tengo que pagar un IBI, IRPF, etc. Yo para conseguir ese dinero
para pagar mis impuestos le tengo que ofrecer algo al Estado, y por ello
yo vendo mi trabajo, o bienes si soy un fabricante… Entonces consigo su
dinero, que es un pagaré del Estado, lo equivalente a un crédito fiscal
que se puede utilizar para pagar los impuestos.
¿Entonces el dinero es un crédito fiscal del Estado?
Efectivamente,
y puedo hacer varias cosas con el dinero: devolvérselo al Estado vía
impuestos o bien guardarlo como instrumento de ahorro…
Hay un ejemplo
muy claro de la historia colonial de África a la hora de explicar la
introducción de una moneda: en Ghana, cuando llegan los británicos,
estos querían cultivar café, pero se encuentran con el problema de que
la población nativa no quería acudir a trabajar a los cafetales porque
les pagaban con dinero británico y eso no les servía para nada, ya que
ellos tenían su propio circuito económico.
Por mucho que los colonos
subieran el salario, los nativos no querían trabajar. Entonces el
gobernador de la colonia pone un impuesto confiscatorio a las chozas,
unos veinte chelines. Se produce una revuelta y encarcelan al jefe
tribal. Los nativos al final se dan cuenta de que tenían que conseguir
libras o chelines para saldar la deuda. Y eso al final genera la oferta
de trabajo que los británicos buscaban.
Entonces, el Estado
introduce una moneda, gastando para ello e incorporando los impuestos.
Pero el peligro de la devaluación con respecto al euro está todavía ahí.
En su libro afirma que una manera de impedir que esto ocurra es
“generar demanda por la propia moneda”.
Sí, hay varias maneras
de hacerlo. Una es obviamente lanzar la nueva moneda poco tiempo antes
de una campaña de liquidación del IVA, o bien justo antes de la campaña
del IRPF: la gente tiene que pagar el impuesto pero no tiene esa moneda
en su bolsillo.
La condición es que el Estado no acepta el pago con
euros. Entonces el sector privado necesita una moneda que no tiene: se
genera una demanda por dicha moneda y en el mercado su cotización sube
porque está todo el mundo buscándola. Al final puedes encontrarte con
que la nueva moneda acaba incluso apreciándose.
De hecho, un famoso estudio de P. Pilkington y W. Mosler sobre una posible salida del euro
propone no forzar la conversión de los depósitos de los ciudadanos a la
nueva moneda, un error que suelen cometer los Estados para mantener el
tipo de cambio y para que el banco central tenga unas reservas de
divisas. Esto puede hacer que el sector privado se encuentre con unos
depósitos que no quiere y que entonces los venda para comprar euros,
provocando la depreciación de la moneda.
Lo que propone, pues,
son unas condiciones algo más flexibles que las tradicionales a la hora
de introducir una moneda o de salir de una unión monetaria. Algo que es
bastante corriente a lo largo de la historia…
Según un
artículo científico de Andrew Ross, ha habido 69 rupturas de uniones
monetarias desde la Segunda Guerra Mundial. Sería un error pensar que
una unión monetaria es para siempre. Además, aquí hay otro error: pensar
que el proyecto europeo es igual al euro, que no lo es, y hay muchos
países europeos que no están en el euro.
No hay una identificación entre
euro y Europa. Para mí el euro no es un proyecto europeo, es un
proyecto fundamentalmente neoliberal. Ha habido una muy exitosa ruptura
monetaria en Europa que ha sido la checoslovaca, que generó un pequeño
punto de inflación en el 93 pero que fue bastante pacífica. Toda
institución humana es temporal… En conclusión, no hay que convertir el
euro en un tótem, siendo una institución mal diseñada.
Bueno,
pero si salimos del euro, ¿nos seguirán prestando los mercados? Nos
tendremos que poner a imprimir dinero… Y de ahí a la República de
Weimar...
La hiperinflación de la República de Weimar es un
episodio extraordinario de los que ha habido muy pocos en la Historia.
Lo de Weimar se explica por la derrota de la guerra y las reparaciones
del Tratado de Versalles, lo que elimina gran parte de la capacidad
productiva alemana: barcos, capacidad ferroviaria, minas… Además, los
alemanes tenían que hacerse con recursos para pagar las compensaciones a
los aliados.
Entonces la única solución que encontraron fue la de
imprimir una cantidad de dinero tremenda. El caso español, por el
contrario, es el de la existencia de recursos ociosos, como fábricas que
no están al cien por cien de su capacidad productiva, gente que no
encuentra trabajo, viviendas sin inquilino... El Instituto Nacional de
Estadística afirma que no estamos por encima del 80% de nuestra
capacidad productiva.
¿Por qué hay entonces tanto miedo a la inflación?
Porque es un fenómeno muy complejo que no se ha explicado bien. La
denominada teoría cuantitativa del dinero, muy simplista, relaciona la
oferta monetaria con la inflación de modo unidireccional. Y no es
cierto. Tú puedes aumentar la oferta monetaria y lo más probable es que
en vez de aumentar los precios aumente la producción.
Por ejemplo (y
esto viene del pensamiento keynesiano), cuando un empresario percibe un
aumento de demanda y tiene capacidad sobrante, lo primero que hace es
subir la producción. Porque si yo soy Mercadona y me aumenta la demanda
yo no quiero perder cuota de mercado: aumento la producción, contrato
trabajadores, pero no subo los precios.
Esto es fundamental entenderlo:
las empresas quieren aumentar o mantener la cuota de mercado; en una
economía como la nuestra, debajo de su capacidad productiva, lo más
normal es que primero aumente la producción. Si hay algo de inflación no
es malo, ya que llevamos ya tres años de deflación, lo que empeora los
balances de los que están más endeudados.
Es fundamental entender
que una nueva moneda a corto plazo no tiene por qué llevarnos a una
situación inflacionista. Puede darse a más largo plazo, pero depende de
cómo se comporten a tres o cuatro años tanto el sector privado como el
sector público.
¿La devaluación, de producirse, no tendría un efecto inflacionista en un país que importa tantas mercancías?
Sí,
la devaluación puede tener un efecto inflacionista. Pero hay que tener
cuidado con cómo la definimos: la inflación es una subida continuada en
el tiempo de los precios y hay que distinguirla de episodios singulares o
aislados, donde hay una depreciación repentina de la moneda, que sería
difícil que fuera mayor del 30%. Si tú gestionas ese repunte de
inflación con inteligencia, no tiene por qué asentarse en las
expectativas de los agentes ni prolongarse en el tiempo.
¿Y cuál sería esa gestión inteligente de la situación para que no se convirtiera en un peligro?
Hay
varias maneras. Es importante entender que el Estado, como monopolista,
tiene la capacidad de fijar el precio de la moneda. Una forma de evitar
un proceso inflacionario es anclando el valor de la moneda a una
especie de salario mínimo que llamaremos el salario genérico. ¿Y cómo se
consigue este anclaje? A través de un Plan de Empleo de Transición.
Este plan estatal no solo tendría el objetivo de acabar con el
desempleo, sino que también tendría un objetivo macroeconómico,
consistente en actuar como stock de reserva que absorbiera las
variaciones en la demanda de trabajo: si cae la demanda de trabajo
remunerado, el Estado absorbe el stock, impidiendo que el salario caiga; en el momento en que la economía se recupera, hay un stock
de mano de obra preparada, formada, con currículum, para que los
empresarios puedan volver a contratarla.
De esta manera, además,
estabilizas el salario como el principal factor de coste para la mayor
parte de las actividades económicas; una vez estabilizado y sin que los
márgenes empresariales crezcan demasiado, se consigue la estabilización
de los precios.
Entonces es lo contrario a la creación de aquel “ejército de reserva” al que se refiere Marx…
Exactamente.
Sustituyes como variable de ajuste el empleo para que la variable de
ajuste sea el salario. Y hay muchas otras formas de luchar contra la
inflación dada la capacidad de compra del Estado, por lo que la teoría
de la hiperinflación es bastante inverosímil dadas estas condiciones.
¿Cómo se paga este plan de empleo?
Se
pagaría desde el Estado, y recuerda que un Estado soberano
monetariamente es siempre solvente. Y se crearía pleno empleo de manera
más efectiva que a través de las maneras tradicionales de caminar hacia
el pleno empleo.
Otras vías indirectas de llevarlo a cabo pueden ser más
inflacionistas. Y siempre va a haber muchas personas que las empresas
no quieran contratar: antecedentes penales, discapacidades, problemas de
alcoholismo… Estas personas no empleables por el sector privado pueden
demostrar sus capacidades en estos planes de empleo garantizado.
Estos
planes de impacto son compatibles con la transformación de nuestro
modelo productivo, incidiendo en una investigación y desarrollo bastante
abandonados…
Por supuesto, yo provengo del sector de las
biotecnologías, por lo que alguna idea tengo de esto. Hace falta lo que
Mazzucato llama “el Estado emprendedor”. El dirigismo estatal se ha
asociado al franquismo y el pensamiento económico dominante posterior
desmanteló la industria y la banca pública, con el modelo de la CEE de
fondo.
Pero dejar el protagonismo al sector privado es una ficción; lo
que hace el Estado emprendedor es establecer una relación simbiótica
entre sector público y privado sin excluir ninguno de los dos. El Estado
lidera y muestra el camino, piensa EEUU en Internet y los móviles, el
Ministerio de Defensa, la tecnología GPS… todo esto procede del sector
público.
Muchos empresarios lo que han hecho ha sido meter algo de
diseño… sin reconocer al Estado su liderazgo y sin garantizarle ningún
retorno. En España esto ha sucedido también: el Estado siembra y luego
el sector privado hace las apuestas. Y la innovación tiene muchísimo
riesgo, tecnológico y comercial, por lo que el inversor privado huye
como de la peste, imagínate en el sector biotecnológico…
En realidad
necesitas que alguien le señale el camino al sector privado, como ha
ocurrido con la red de alta velocidad española: aquí ha habido un Estado
que ha pagado miles de millones durante un montón de años. Y lo mismo
con la industria automovilística, con las carreteras, las autopistas,
las autovías. ¡A nadie se le ocurría aparcar en la calle en el siglo
XIX!"
(Entrevista a Stuart Medina Miltimore, autor de El Leviatán desencadenado, Andrés Villena Oliver, CTXT, en Rebelión, 07/01/17)
Alternativa a la salida del euro: europeseta electrónica de circulación interna
Existe una descripción con mucho humor, de economía-ficción,
sobre los beneficiosos efectos que se producirían si en Italia, el gobierno
impusiera una moneda digital (allá por el 2020), para salir de la quiebra
económica y política a la que la permanencia en el euro habría llevado al país. El objetivo se conseguiría rápidamente.
Los únicos perjudicados, los
especuladores de la deuda. Ver: J. D. Alt: ‘Europa,
2020: una ucronía iluminadora’. http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=5467 )
Los artículos de Juan José R. Calaza (Juan José Santamaría y Juan Güell) muestran con
gran claridad las ventajas de una europeseta electrónica de circulación interna:
Para entender la europeseta electrónica. Qué es y, sobre todo, qué no es. Enlace: http://www.farodevigo.es/opinion/2012/12/02/entender-europeseta-electronica/720458.html
Para salir de la crisis sin salir del euro: España
debe emitir europesetas (electrónicas). Enlace: http://www.farodevigo.es/opinion/2011/11/27/salir-crisis-salir-euro-espana-debe-emitir-europesetas-electronicas/601154.html
Las europesetas electrónicas, complementarias al euro, estimularán el crédito sin efectos colaterales perversos. Enlace: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=165815
Juan Torres insiste en que es necesario emitir una moneda complementaria al euro. Sus artículos:
Marear la perdiz. Enlace: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/02/08/andalucia/1360327224_588117.html
Hay alternativas, incluso dentro del euro.
Enlace: http://juantorreslopez.com/publicaciones/hay-alternativas-incluso-dentro-del-euro/
Más información en: 'Si Grecia, España, o
Andalucía emitiesen una moneda digital, respaldada por la energía solar
instalada en sus tejados, alcanzarían la soberanía financiera. La de dar
créditos a familias y empresas': http://comentariosdebombero.blogspot.com.es/2014/06/si-una-autonomia-o-una-gran-ciudad.html
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