"Las acciones del mayor banco
alemán se desploman hoy otro 6% en Fráncfort y macan nuevos mínimos,
después de que este fin de semana el semanario Focus asegurara
que Merkel no quiere oir hablar de rescate a la entidad y en el mercado
volviera a especularse con la posibilidad de una ampliación de capital.
En lo que va de año, el desplome es de más del 50%.
En
este sentido, siguen creciendo las dudas sobre el estado de sus cuentas
y de cómo va a resolver los diferentes frentes legales que tiene
abiertos, incluida una posible multa de 14.000 millones de dólares
(12.500 millones de euros). Aunque la canciller asegura que no habrá
ayudas públicas, Deutsche Bank comienza a preocupar seriamente al establishment político alemán. (...)
La entidad alemana lidera las
caídas de los bancos europeos con unos analistas que ven insuficiente
los 5.500 millones de euros que ha provisionado para afrontar sus
problemas legales y la posibilidad de que tenga que ampliar capital para
afrontar esa factura, algo que desde Deutsche Bank se niega.
Porque además de la investigación
en EEUU sobre su papel en la distribución de hipotecas basura, Deutsche
también está siendo investigada por manipulación de divisas, metales
preciosos y sacar capitales de Rusia. Andrew Lim, analista de Société
Générale, cree que el banco estará "significativamente
infracapitalizado" aunque pudiera cubrir el litigio en EEUU. (...)
Las preocupaciones sobre el banco
son globales, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya avisó a
comienzos de verano que suponía el "mayor contribuyente neto a los riesgos sistémicos globales" tras
suspender los test de estrés en EEUU. El año pasado la entidad perdió
cerca de 6.800 millones de euros y tuvo un tormentoso arranque de año en
bolsa, con una caída del 40% en menos de mes y medio.
El todopoderoso ministro de
Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, tuvo que salir en público a
respaldar a la entidad, pero en el mercado resurgía el temor al Lehman
Brothers europeo, un fantasma que ya recorrió los mercados en 2013. De fondo, ruido de sable sobre un posible impago de un bono, una rabieta en el mercado que Deutsche controló con un plan de recompra de deuda. (...)
Los esfuerzos de Cryan en los últimos años por levantar un banco
lastrado por su papel en la crisis financiera han incluido el abandono
de las operaciones en una decena de países y una fuerte reducción de
plantilla con el objetivo de controlar costes. Mientras, la rentabilidad
del banco sigue sufriendo en un entorno de tipos de interés bajos. De
hecho, Deutsche Bank ha criticado públicamente al BCE. (...)" (El Economista, 26/09/16)
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