"Entre los países que desean ver derrocado a Tayyip Erdogan están EEUU,
Alemania, Francia, Israel, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos
(EAU), Siria e Irak, entre otros, aunque el único con capacidad de hacerlo es EEUU, aliado acusado por las autoridades turcas de haber organizado el motín militar del 15 de julio. (...)
Días después de la chapuza intentona golpe de Estado del 15 de julio,
tres elementos se destacan para aumentar la confusión sobre los hechos:
.Que la base militar de la OTAN de Incirlik (el almacén de armas
nucleares más grande de la Alianza Atlántica fuera de EEUU) ha sido el
centro de las operaciones de los golpistas. ¿Ofrecerá el Pentágono
alguna explicación al respecto?
.Que los golpistas, a pesar de darse cuenta de que el plan había sido
descubierto antes de empezar, decidieran seguir. Según algunos diarios
de Oriente Próximo, los rusos desde su base militar en Hmeymim (Siria)
interceptaron las comunicaciones de los golpistas cuatro horas antes del
inicio del golpe y avisaron al Gobierno de Erdogan.
.Que el equipo de Erdogan dejó que el golpe sucediera, organizando
apresuradamente el teatro de su fracaso. Ahora tendrá tres largos meses
de estado de emergencia para difundir terror y pánico entre la población
y vengarse de todas las voces críticas. (...)
Dichos elementos se añaden a otros datos de interés: que los
golpistas no querían matar o arrestar a Erdogan, provocando una guerra
civil. La situación actual parece la que podrían desear: la suicida
purga que está realizando el Sultán contra decenas de miles de personas,
muchas pertenecientes a los centros del poder, cumpliría con dos de los
objetivos de los sublevados:
Eliminar, a mano de un Erdogan absolutamente desatado, a aquellas
fuerzas que en el futuro podrán ser obstáculos al avance de los planes
de los golpistas. Han sido represaliados, hasta hoy, cerca de 8.000
policías, 6.000 soldados, 103 almirantes y generales, 3.000 jueces y
fiscales, 15.000 empleados del Ministerio de Educación y 8.777 del
Interior, 21.000 maestros, 30 de los 81 gobernadores provinciales
(arrestados) y 34 periodistas, entre otras miles de personas.
El proceso de demonización de Tayyip Erdogan iniciado por los medios
de comunicación occidentales y árabes, y semejante al que sufrieron
Sadam Husein, Gadafi y Asad, facilitará su cese incluso violento. (...)
La fragmentación social y la inestabilidad política de Turquía, serán
explotadas por EEUU y sus aliados árabes e israelíes, para conducirla a las puertas del infierno,
y acabar con Erdogan. Les costará: el líder turco ha aprendido del
error de su hermano egipcio Mohamad Mursi, y está formando un ejército
ideológico fiel para neutralizar al Ejercito clásico, como lo hizo el
ayatolá Jomeini, creando a Pasdaran, los Guardianes Islámicos, y una
docena de grupos paramilitares.
Desde la organización juvenil del
Partido de Justicia y Desarrollo y de las cerca de 80.000 mezquitas,
cientos de miles de hombres han formado grupos parecidos a los camisas
negras de Mussolini, haciendo sus prácticas en el escenario de la guerra
de Siria. Éstos se integrarían en el Ejército, para cambiar
radicalmente su naturaleza, eso sí, siempre y cuando el Pentágono se
quedase mirando, cruzándose de brazos. (...)
Vladimir Putin, quien será el primer mandatario en recibir a Tayyip
Erdogan después del susto a principios de agosto –y acaba de conocer la
decisión tomada por la OTAN en la cumbre de Varsovia de aumentar el
cerco militar alrededor de Rusia– ahora sí que podrá pedirle a Erdogan
que bloquee el plan de EEUU de tener una flota permanente en el Mar
Negro.
A cambio dejará de jugar con la cuestión kurda y descongelará el proyecto del gasoducto del Corriente Turco: Turquía ganará millones de euros y rublos, y Rusia podrá prescindir de los gaseoductos de Ucrania e impedir que EEUU controlase el flujo de gas que recibe Europa desde esta región. (...)
En 2012, Barak Obama ideó que en vez de acabar con Asad lo mejor sería convertir Siria
es una trampa donde Rusia, Irán, Turquía, Hamas, Hizbolá, Arabia Saudí,
incluso Israel, desgastasen sus fuerzas.
A Turquía la castigó por
“colaborar con los enemigos” y con el fin de mantenerla en la órbita del
Occidente, le hundió en Siria y neutralizó su montaje de la crisis de refugiados;
armó a la rama siria del Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK),
respaldó a organizaciones de derecha religiosa como el Movimiento Gülen,
y puede que la CIA siga alimentando las “células dormidas” de los Lobos
Grises, Ergenekon, o la ‘contraguerrilla’ que es la rama turca de la
red de Gladio experta en las operaciones de “bandera falsa”.
Washington
ahora fortalece sus bases militares en Irak, sobre todo en la región
kurda, donde planea levantar otras cinco bases (y éste fue uno de los siete motivos de la ocupación de Irak), mientras disfruta de ver cómo el Donald Trump turco, “va calentando su casa, utilizando de combustible sus vigas y puertas”. (Nazaním Armanian, Público, 25/07/16)
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