5.8.16

Italia, ante el precipicio tras el Brexit

"Desde hace un mes Italia ha copado las primeras páginas de los periódicos europeos.

 The Economist le ha dedicado una llamativa portada el pasado 9 de julio, “The Italian Job”, donde se retrata el actual presidente del Consejo Matteo Renzi en un autobús a punto de precipitarse por un barranco, mientras que el Financial Times no deja de recordar que el Belpaese es actualmente el eslabón más débil de la Eurozona.

 La crisis de los bancos italianos, según el rotativo británico, podría ser más explosiva que el Brexit y dar el golpe de gracia a la moneda única.  (...)

Los mercados financieros se han fijado en la banca italiana justo después del voto británico a favor del Brexit. Su banco más emblemático y a la vez el más antiguo del mundo, el Monte dei Paschi, se situó al borde de la quiebra al caer sus acciones a menos de la mitad de su valor inmediatamente después del referéndum británico. 

El presidente Matteo Renzi ha esquivado desde hace más de un año, con maniobras dignas de la mejor tradición italiana en el malabarismo político, el probable rescate europeo a la banca, el cual obligaría a aplicar la nueva directiva europea del ‘bail-in’, o rescate interno, que atribuiría pérdidas a los inversores/ahorradores italianos. 

Esto podría dañar peligrosamente la popularidad del presidente antes del reférendum de octubre sobre la constitución, en el que Renzi se juega la presidencia y su carrera política.  (...)

La actual situación podría ser una oportunidad para la burocracia europea, tutelada por las élites financieras internacionales, para forzar una reforma bancaria parecida a la llevada a cabo en el Estado español en 2012, que abriera el sistema bancario al capital extranjero y diluyera la estrecha relación entre las estructura de poder político y financiero a nivel nacional. El objetivo de estas reformas sería facilitar la europeización del sistema bancario, transitando hacia la unión bancaria europea.

Sin embargo, la unión bancaria nació con numerosos problemas, por lo que en realidad se parece más a una desunión bancaria.

 El más importante de ellos es la falta de un sistema común de cobertura de depósitos, dado que Alemania se ha opuesto a dotar significativamente un fondo que podría acabar compensando a depositantes no alemanes. 

En segundo lugar, el mecanismo creado para la supervisión bancaria común, que forma parte del BCE, aun tiene muchos aspectos por definir, y no incluye la supervisión de las entidades más pequeñas, lo que puede suponer un riesgo.

 Esto  también tiene como principal causa la oposicón del gobierno de Merkel, el cual peleó para dejar fuera del control del BCE las cajas alemanas, que suponen el 20% de los activos bancarios del país. (...)

 A juzgar por los elementos sobre la mesa Renzi tendría tres salidas a la actual crisis. 

La primera sería saltarse las normas de la UE y poner en marcha un rescate público a nivel nacional que no aplique pérdidas a los inversores/ahorradores en deuda subordinada. Esto parece casi imposible (...)

La segunda opción sería solicitar el rescate y aplicar el bail-in de forma suave, ofreciendo compensaciones a los inversores que sufran pérdidas. Renzi cuenta con el apoyo de Merkel para llevar a cabo la opción de rescate suave, pero tal opción aunque suavizada no deja de ser arriesgada ya que es difícil evaluar cuál será la reacción de aquellos que pierdan parte de sus ahorros, y cuál sería el impacto de esta estrategia sobre su popularidad antes del referéndum de octubre.

 Finalmente, la última opción y la preferida por Renzi sería la de alargar la situación posponiendo las reformas, a base de dilatar las negociaciones para intentar llegar a octubre sin hacer nada. La viabilidad de esta opción dependerá del dictámen de los tests de estrés de la Asociación Bancaria Europea que se publicarán el viernes (...)

Más allá del sinvivir del día a día dedicado a ir sorteando una a una de forma precaria las actuales crisis europeas, un análisis calmado y con cierta perspectiva debería permitirnos ver la relación entre la camisa de fuerza política que supone el euro con la situación de insolvencia de la banca en la periferia europea, así como con las medidas neoliberales de austeridad aplicadas bajo el pretexto del incremento de la competitividad. 

La disfuncionalidad de la unión monetaria europea, los altísimos niveles de deuda tanto privada como pública y el fracaso de la banca privada en todas las economías de rentas altas, junto con la aplicación de políticas de austeridad han creado una situación de degradación social y económica que debe abordarse con valentía.

Sortear la siguiente crisis con un remiendo más y a base de malabarismos no cambia la dinámica histórica material que está haciendo que las gentes europeas se harten y expresen su malestar a la primera oportunidad que se les presenta en contra de lo que entienden que es una Unión Europea carente de democracia.

 Los líderes europeos siguen sin presentar propuestas que ofrezcan un futuro viable y esperanzador para Europa, por lo que los nuevos partidos de izquierdas, nacidos de la actual crisis de la Unión Europea, deberían trabajar en dibujar los horizontes pacifistas y solidarios para Europa que la actual Unión Europea niega."                  (Sergi Cutillas, Steven Forti, Otras miradas, Público, 28/07/16)

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