"(...) Y de repente, el señor mayor, el veterano, el experto, el que
viene de un mundo de orden y de jerarquía, vertical, el que tiene a una
abogada del Estado en la vicepresidencia del gobierno y a otra abogada
del estado en la vicepresidencia del partido, sale de ver al Rey sin
haber releído (o quizá leído tout court) el artículo 99 de la
Constitución y convoca una de las ruedas de prensa más vergonzosas de la
historia democrática.
Y digo una de las más vergonzosas, no a bulto,
sabedor de que luego vino la de Ana Pastor, la improbable presidenta del
Congreso, que en un solo día ha mejorado la performance que se creía
imbatible, de Patxi, oye.
Ni el señor mayor ni el Rey joven, tampoco. Es improbable que
el presidente del gobierno no comunicara sus intenciones al Monarca. Y
es improbable que este las rebatiera con argumentos puramente
constitucionales, ya que no podían ser políticos.
De lo que se deduce
que tampoco el Rey ha leído el artículo 99, ni él ni eso que tan
graciosamente se llama el entorno. Poniéndome, claro, en la mejor de las
hipótesis, ya que me cuesta suponer que el presidente haya hecho lo que
le ha dado la gana, contra el criterio expuesto del Monarca.
El sonrojo podía haber acabado esta mañana. Pero la
vicepresidenta siempre va un (corto) paso más allá.
Y en vez de
reconocer el error, de aceptar que no hay otro remedio que la
investidura (aunque, claro está, ese reconocimiento tendría que haber
ido seguido de ipso factas destituciones, la suya para empezar), nos
avergüenza hasta el límite constitucional diciendo, pobre mujer, que el
artículo ordena un debate parlamentario y no una sesión de investidura,
con lo que, definitivamente, el seis doble se ha ahorcado en su cuello.
Que convoquen una terceras elecciones y que no vote nadie." (Arcadi Espada, El Mundo, 29/07/16)
No hay comentarios:
Publicar un comentario