2.7.15

La última oferta de Tsipras suponía aceptar casi todo, pero dejando algún margen para poder decirle a su gente que había tenido algún logro... dos días después el FMI rechazó estas medidas. Parece que querían la cabeza del gobierno

"(...) -Con independencia del ruido mediático, ¿qué punto explica la ruptura de las negociaciones entre las instituciones europeas (más el FMI) y el gobierno de Grecia?

No hay un motivo único. Desde que inició su andadura el gobierno de Tsipras, ha tenido que ir renunciando a todo. A la reestructuración de la deuda; a poder ligar el pago a los acreedores al crecimiento de la economía; a la vuelta a un salario mínimo interprofesional de 751 euros; a frenar las privatizaciones y la austeridad… 

En la última propuesta del gobierno griego se renunció a todo esto. Hubo también concesiones en la edad de jubilación, que se pretendía aumentar a los 67 años, subidas del IVA… La última oferta de Tsipras suponía aceptar casi todo, pero dejando algún margen para poder decirle a su gente que había tenido algún logro. Pero el “mensaje” del FMI el pasado miércoles fue muy claro: “Queremos destrozar a este gobierno”.

 Las medidas del lunes de Tsipras (prácticamente había llegado a un acuerdo con el Eurogrupo) eran realmente medidas de austeridad, un mal acuerdo. Suponía el punto máximo de renuncias, no podía ir más allá pues esto supondría un suicidio político. Sin embargo dos días después el FMI rechazó estas medidas. Parece que querían la cabeza del gobierno.

-El referéndum convocado el 5 de julio plantea la extensión del programa de rescate (15.000 millones de euros), al que seguirían medidas de austeridad fiscal y recortes. ¿Qué escenarios podrían darse, a tu juicio, tras la consulta?


En mi opinión, el “sí” implicaría una derrota para el gobierno griego y para la democracia en Europa. Caería el ejecutivo, iríamos a unas nuevas elecciones y, tal como veo las cosas, se establecería un gobierno “tecnocrático” con las manos atadas a corto plazo por la austeridad. Observaríamos en ese escenario un tutelaje por parte de la Eurozona. 

Pedir, por tanto, la cabeza de Tsipras implica un “mensaje” de disciplina. Entre la salida del euro y el “motín”, el “establishment” ha decidido que no quiere perder una parte de la Eurozona, Grecia, una parte pequeña que representa sólo el 2% del PIB de la UE, en absoluto comparable con países como España o Italia, cuyo abandono implicaría la ruptura de la zona euro. 

Lo que realmente les preocupa es que Grecia sirva como ejemplo para partidos como el Bloco de Esquerda, el Movimiento Cinco Estrellas, Alternativa Por Alemania, Finlandeses Auténticos, Podemos o el Sinn Féin. No se trata tanto de un conflicto izquierda/derecha como de lógicas imperiales, neoliberales y globalizadas.

-¿Y en cuanto al “no”?


En mi opinión, el “no” llevaría de forma casi segura a una salida del euro, y sobre todo daría el ejemplo de que sí se puede doblar el brazo a la Troika. Creo que la Troika no se sentaría a negociar de nuevo. A mi juicio habría una expulsión de Grecia de la zona euro; se le cortarían a los bancos griegos, actualmente en quiebra, las líneas de financiación del BCE. 

Por otro lado está habiendo acuerdos, como el firmado en San Petersburgo para ampliar a Grecia el gasoducto Turkish Stream con gas ruso. También hay una oferta para que Grecia se sume al Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS. Son recursos posibles, pero hay que ser prudentes.

-¿A qué conclusiones ha llegado el Comité de la Verdad de la Deuda Griega, del que formas parte?


Una de las principales es que las condicionalidades de los rescates de 2010 y 2012 han destruido la economía griega y han llevado al país a una crisis humanitaria. Hay además claras ilegalidades en los rescates. Por ejemplo, se han transgredido los tratados de la Unión Europea. 

El FMI también ha vulnerado sus propios estatutos; y el BCE, sus principios de no intervención política. El Banco Central Europeo ha utilizado determinados programas para beneficiar a los bancos. Toda la deuda griega es ilegítima, ilegal, odiosa e insostenible. En 1980 la deuda pública helena representaba el 80% del PIB, hoy se sitúa en torno al 180%. 

Todo este crecimiento de la deuda lo ha pagado el pueblo griego, con paro, pobreza, sufrimiento y privatizaciones. Además, si aceptamos que la deuda existe, está más que pagada. (...)"                

(Entrevista a Sergi Cutillas, integrante del Comité de la Verdad de la Deuda Griega, Enric Llopis , Rebelión, 01/07/2015)

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