"1. ¿Por qué Syriza ha convocado un referéndum en apenas una semana?
El
primer ministro griego, Alexis Tsipras, tres días después del ultimátum
que le dieron los acreedores, tomó la decisión de convocar un
referéndum que se celebrará solo diez días después de este ultimátum. (...)
Tras unas negociaciones con los socios de Grecia, pero en esta ocasión
acreedores-prestamistas (la Comision Europea, el Banco Central Europea y
el Fondo Monetario Internacional), que duraron 4 meses, la semana
pasada, el Gobierno de Tsipras pareció ceder a la presiones de los
acreedores y ofreció un programa de austeridad por valor de 8.000
millones de euros. En dicho programa se aumentaban los impuestos
directos e indirectos, tanto para personas naturales como jurídicas,
pero no se tocaban los salarios ni las pensiones.
Muchos, en la izquierda griega, consideraron esta propuesta una
traición e incluso llegaron a solicitar a los diputados de Syriza (el
partido del Tsipras) que el programa en cuestión no fuera aprobado en el
Parlamento.
Los acreedores, sin embargo, dijeron que con este
programa se podría llegar a un acuerdo aunque pidieron que llevara la
firma de Tsipras y no la del ministro de Economía, una petición
humillante para un primer ministro que, en paralelo, estaría
traicionando los principios que le llevaron al poder. Tsipras, pese a
todo, aceptó las condiciones porque entendió que dar carpetazo al tema
de la deuda, en esos momentos, era más importante que el programa del
partido.
Un ultimátum posterior, sin embargo, cambió las cosas.
Tsipras ha llegado a calificarlo de "extorsión". En él se pedía a Grecia
que aceptara un (nuevo) plan de rescate “exprés” que incluyera recortes
de los salarios de los empleados públicos, recorte de las pensiones,
incremento del IVA, liberalización total de las relaciones laborales,
incluyendo el permiso de despedidos masivos en el sector privado y toda
una serie de medidas antisociales.
A cambio, los acreedores ofrecieron
una cantidad de capital suficiente para que Grecia pagara todas sus
deudas en 2015 y prometieron un acuerdo ulterior en unos meses. En
realidad, de esta manera, los acreedores lo ofrecieron todo a cambio de
nada.
Ningún Gobierno habría aceptado algo así. Tsipras, de
hecho, comprendió la dimensión histórica del momento: "Nuestro objetivo
es poner fin a la crisis de la deuda pública griega pero, en estos
momentos, nuestra responsabilidad primera e histórica es en defensa de
la democracia y la soberanía nacional. Y precisamente esa
responsabilidad es la que nos obliga a responder al ultimátum con la
voluntad del pueblo griego".
Tsipras convocó el referéndum y
pidió a la UE y al Banco Central Europeo la liquidez suficiente hasta
que el pueblo vote. Pero la UE y BCE no se la concedieron, arguyeron que
Grecia no la “merecía”.
Al Gobierno griego, entonces, no le
quedó más opción que establecer un control de capitales y esperar al
referéndum, que se celebrará domingo que viene, el pueblo griego dirá No
o Sí al ultimátum. (...)
2. ¿Qué significa el ultimátum dado por los acreedores?
Más
de lo mismo. Es parte de lo que han traído aparejados los anteriores
planes de austeridad, memorandos y otras hierbas: caída del 25 % del
PIB, 26% de desempleo, 52% de desempleo juvenil (el más alto de Europa y
tres veces superior al índice anterior a las medidas de austeridad),
45% de pensionistas pobres y 40% de los niños bajo el umbral de la
pobreza.
Es difícil entender por qué los acreedores insisten en
medidas que claramente ningún gobierno aceptaría porque condenan a más
miseria y pobreza.(...)
3. ¿Las deudas hay que pagarlas siempre?
Eso es
muy discutible y hay un amplio debate sobre este tema. Se trata, no en
vano, de una relación de intercambio que no es aconsejable quebrar por
razones, fundamentalmente, de convivencia aunque también, desde luego,
de estabilidad económica. Históricamente hablando, de hecho, casi
ninguna cultura ha considerado positivamente el impago.
Sin embargo hay
excepciones. La primera de ellas es práctica. Muchas veces, las deudas
contraídas son impagables. Por eso lo que suele hacerse desde hace
siglos es reestructurarlas, es decir, diferirlas en el tiempo, realizar
"quitas" (es decir, perdonar las partes más onerosas o
irrealizables, generalmente parte de los intereses), seguir una
estrategia combinada de reestructuración y quitas o, en última
instancia, hacer “default”.
En el caso de Grecia, la situación es especialmente sangrante, recientemente una Comisión de Auditoría ad hoc,
nombrada por el actual Gobierno, concluyó que parte de la deuda del
país heleno es, no ilegítima, sino ilegal.
Se trata de deuda que fue
contraída por particulares, con instituciones de crédito extranjeras
que, conocedoras del riesgo que ello implicaba, concedieron créditos a
personas que no podían pagarlos. Parte de esa deuda de entidades
financieras privadas fue posteriormente asumida por el Estado, una
operación que precisamente no siempre es legal.
4.- ¿El referéndum implica la salida del euro?
El
referéndum se centra, única y exclusivamente, en el ultimátum y no en
la posible salida de Grecia del euro. Grecia es socia en la Eurozona
(compuesta por aquellos países de la Unión Europea que comparten el
euro) no una invitada ni una transeúnte.
Si los demás países de dicho
club consideran que la pertenencia de Geecia no es beneficiosa para
nadie, deberían buscar una fórmula que permitiese una salida negociada
de Grecia. Por el contrario sería absurdo (un auténtico suicidio
político, amén de ilógico) que Grecia abandonase sus derechos,
unilateralmente, como socia de la Eurozona.
5. ¿ Podría, Grecia, sobrevivir fuera del euro y de la unión europea?
La
respuesta, rotunda, es sí, aunque la propia UE, de momento, ni se lo
plantea. Sobre lo que más bien cabe reflexionar es sobre la filosofía
del proyecto inicial de la UE y de la Eurozona y en qué se han
convertido ambos.
¿Europa merece una unión donde unos países
castigan a otros o donde unos pueblos traten a otros como delincuentes
porque se consideran más “avanzados” solo por tener unos “mejores”
índices macroeconómicos?
La Unión Europea se concibió como un proyecto
de solidaridad y unión entre los pueblos, Europa no quería volver vivir
los horrores de una gran guerra, ¿En qué han quedado estos ideales y
quiénes y por qué los han pervertido? Esas son las auténticas preguntas
de fondo.
6. - Si no hay acuerdo, ¿qué puede hacer Grecia? ¿puede pedir ayuda a otros países fuera del euro como Rusia o China?
Grecia,
como país soberano, puede hacer coaliciones y acuerdos con cualquier
país u organismo que considere beneficioso. Recientemente hubo
conversaciones con Rusia (Grecia tiene vínculos históricos e religiosos
con dicho país), al igual que con el banco de desarrollo de los BRICS.
Sin embargo no hay país u organismo que pueda ayudar Grecia en el tema
de la deuda si no cuenta con los acreedores. Además Grecia no está
buscando un nuevo amo que le controle a través de la deuda, Grecia solo
quiere resolver el asunto con sus socios y reformar su economía para que
no se repita esta situación tan trágica y humillante.
7. ¿Qué significa este pulso para los pueblos de Europa?
Si
el castigo a Grecia es para meter miedo a los pueblos, entonces,
llámese a las cosas por su nombre, estamos ante una perversión
oligárquica de la democracia en Europa. (...)" (Dimitris Pantoulas, Juan Agulló y Rafael Rico Ríos , Rebelión, 30/06/2015)
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