"(...) Es cada vez más evidente que la corrupción es inseparable del régimen
del 78 y que hay varios millones de españoles -suficientes para
mantener con vida al PP y el PSOE- que forman parte mentalmente de ella,
con todas sus consecuencias.
En cuanto al segundo bipartidismo,
Podemos y Ciudadanos se disputan un terreno en el que, al contrario que
en el primero, hay menos conciencia que deseo de ruptura “cultural”:
ruptura con una clase y unas prácticas políticas y no con un programa o
una orientación ideológica. Ese es el terreno que abrió y abonó Podemos y
en el que se ha colado Ciudadanos. Y en el que, dada la desigualdad de
fuerzas y la propia volatilidad del electorado, se puede tanto ganar
como perder.
En definitiva, todas las esperanzas y todos los
peligros proceden de este doble bipartidismo en el que, por una parte,
el tándem PP-PSOE se sostiene gracias a un voto prevaricador muy
consciente y, del otro lado, la posibilidad de ruptura debe explorar un
voto pasional, “moral”, ciclotímico, que en pocas semanas puede cambiar
muchas veces de bando. Esa es la España real que queremos cambiar pero
con la que hay que contar para emprender cualquier cambio.
En la
dimensión abierta por Podemos hace un año era posible una victoria
rápida y holgada; no se trataba de una estrategia fanfarrona sino de un
fatalismo coyuntural. Había que jugársela y, si ahora hay que tener más
paciencia y resintonizar el mensaje, ello se debe menos a los errores
cometidos (que hay que enmendar, sobre todo en el plano comunicacional)
que por el hecho de que, en la dimensión abierta por Podemos, se ha
colado el régimen del 78 con sus calendarios electorales y con el apoyo
de los medios de comunicación.
Como no podía cerrar de un portazo la
“ventana de oportunidad” el régimen tenía que ocuparla: es lo que está
haciendo Ciudadanos.
En estas condiciones es fácil cometer nuevos
errores. Uno es el de dejarse encajonar en el nuevo esquema en una falsa
contienda con Albert Rivera y su partido; el otro, el de olvidar que,
junto a los ciclos sísmicos electorales, la estrategia ahora es de más
largo aliento y ello exige órganos internos funcionales y deliberativos y
robustecimiento del apoyo social organizado.
Sigue siendo verdad, en
todo caso, que en el contexto de este nuevo doble bipartidismo la única
alternativa a ganar sigue siendo perder. Y que no tenemos más
“dimensión” para ganar, aunque se parezca poco a la de nuestros
justísimos sueños militantes, que la que abrió Podemos hace ahora 16
meses." (Santiago Alba Rico, Cuarto Poder, en Rebelión, 01/05/2015)
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