30.4.15

“Acabas por acostumbrarte a la pobreza, y la consideras algo normal”

"Las Sillas contra el Hambre se concentran todos los lunes a las 10,00 en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia. Su promotor, Toni Carrión, tomó esta idea que se aplicó por primera vez en León, y la introdujo en Valencia con otros compañeros en septiembre de 2014. 

Este parado de 57 años, que desempeñó su último trabajo en una gran superficie, tiene clara su suerte: “Me han excluido del mercado laboral”. Además le despidieron “por no dar la imagen”, y desde entonces (hace cinco años) no ha vuelto a trabajar. ¿Por qué intenta cambiar el mundo? “Si uno es una persona sensible, no puede ser feliz si en el entorno hay dolor”, afirma. Toni Carrión es uno de esos activistas anónimos que luego el pensamiento académico conceptualiza. 

Tiene claro que el sistema consigue al final que uno “naturalice su miseria y la de los demás”. Éste activista valenciano también canaliza energías a través de los relatos cortos y de la guitarra (toniancp.blogspot.com.es).

-¿Por qué te embarcaste en las Sillas contra el Hambre? 
 
Básicamente para crear lazos de afinidad. Para tener claro que la persona que está a mi lado, quiere lo mismo que yo y se implica de la misma manera. También para no sentirme solo. 

O mejor dicho: para estar bien acompañado. Porque no es lo mismo la gente con prioridades vitales que cubrir, que aquellos que ya las tienen cubiertas. Yo quiero estar con la gente que pide lo mismo que yo: tener un trabajo para poder vivir. Con un trabajo bien pagado, evitas desahucios, el hambre en los colegios, la pobreza energética… 

-¿Puede uno acostumbrarse a vivir en la miseria? 

Estábamos en las Marchas de la Dignidad de 2014, camino de Madrid, y en los pueblos nos atendían muy bien. Nos pusieron para comer macarrones. Entonces Adolf cogió un sobre de plástico y se sirvió queso rallado. Yo me quedé mirando… ¡Hostia! Se me había olvidado que los macarrones llevan queso. 

Nos hacen creer que todo esto es lo normal; y te das cuenta de que acabas viviendo la precariedad como algo habitual. Al final empiezas a tolerar y a aceptar, no sólo tu miseria sin también la de los demás. (...)"             (Entrevista a Toni Carrión, promotor de las Sillas contra el Hambre, Rebelión, 16/04/2015)

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