"(...) P. ¿No hay en el horizonte una salida de Grecia del euro?
R.
No. No la hay por varias razones: la primera porque es imposible sin
que la zona euro en su conjunto colapse. Porque si sale de la UE un país
como Grecia, o incluso uno más pequeño que Grecia, pasaría de tener una
moneda única a una zona de comercio con tipo de cambio fijo.
Abriría la
puerta a que más países se fueran y los mercados evaluarían el riesgo
como si estuviéramos en los 90, cuando teníamos este mecanismo de cambio
fijo; esto no podría durar más que unos meses. Italia tiene una deuda
enorme y el 50% de la deuda española vence entre 2015 y 2020.
Y esto es
sostenible porque los intereses son muy bajos. Si un país saliera este
interés se incrementaría exponencialmente y no sería sostenible. La
canciller Merkel, hace un año, recordó en Le Monde que un grexit haría derrumbarse a la eurozona.
P. Pero más recientemente 'Der Spiegel' publicó que Berlín decía tener un plan para una salida de Grecia del euro.
R.
El propio Gobierno alemán desmintió que hubiera nada de eso. Pero
además hay otra razón por la que Grecia no puede salir del euro: Syriza
no quiere dejar la eurozona. Queremos luchar en Europa al lado de otros
partidos progresistas y por una Europa cohesionada, democrática y justa.
No creemos en una doctrina a lo Thatcher, creemos que Europa puede
cambiar.
Queremos representar a la mayoría social. Los planes de
austeridad no son planes para estabilizar la fiscalidad, el crecimiento o
la lucha contra el desempleo. Todas estas políticas han fallado. Han
creado más desempleo, deflación, etc... Es un programa cuyo verdadero
objetivo es aumentar la desigualdad que favorece a las oligarquías y
esto no puede continuar.
No queremos sustituir este plan, que se ha
llamado devaluación interna, por una devaluación monetaria que llevaría a
la mayoría social al mismo resultado: a una pérdida de su capacidad de
mantenerse. Así que nadie quiere la salida de Grecia y no puede ocurrir.
P.
Sobre esta base, ¿cómo van a negociar con Alemania, con la troika? ¿Qué
puede ofrecer Grecia en la mesa de negociaciones más allá de confiar en
la buena fe de la contraparte?
R. Primero, las
negociaciones no son una guerra. Negociación no significa que una parte
quiera destruir a la otra. Tenemos nuestras diferencias, pero podemos
alcanzar un acuerdo. Segundo, las negociaciones no son bilaterales entre
Grecia y Alemania. Hay 19 países en la eurozona.
Todos deberán jugar un
papel y esta correlación de fuerzas se verá al más alto nivel europeo.
Hay que negociar la estabilidad de la eurozona y tener en cuenta el lado
de la demanda, no solamente el de la oferta, y no se puede continuar
con la estagnación y el endeudamiento.
P. Entonces si Syriza llega al Gobierno tratará de convencer de sus puntos de vista a otros países europeos
R.
Sí, queremos equilibrio fiscal, pero queremos también utilizar nuestros
propios medios para conseguirlo. No austeridad, sino otros métodos que
incluyan la cohesión social, resolver la crisis humanitarios y volver al
crecimiento. Tenemos que cambiar determinados objetivos, como es el
caso del repago de la deuda.
El Gobierno actual ha dicho que hay un
superávit presupuestario muy alto y que quiere pagar deuda con ello. Es
ridículo, no se puede hacer esto en una situación de crecimiento que es
nominalmente cero porque tenemos deflación. Tenemos que buscar un
equilibrio en el presupuesto, porque el déficit crea dependencia de los
prestamistas. Queremos tener espacio fiscal para implementar políticas
que también serían beneficiosas para otros países de Europa. (...)
P. ¿Con el dinero con el que contarán hasta julio podrán pagar todo, incluidas las nuevas medidas?
R.
Hasta julio, sí. Queremos llegar a un acuerdo con respecto a la deuda
parecido al que se le dio a Alemania en la Conferencia de Londres en
1953. Esta tiene una fuerza ética y simbólica muy importante. El momento
histórico es diferente, pero el principio es el mismo: la deuda
funcionaba para Alemania como una trampa de recesión. El país no podía
volver al crecimiento con esta deuda y los intereses.
Grecia formó parte
de los países que perdonaron gran parte de la deuda entonces y le
permitieron pagar el resto con una cláusula de exportaciones, parecida
una cláusula de superávit, permitiendo el llamado "milagro económico" de
Alemania. Por eso tenemos que decirles a nuestros socios europeos que
en estas situaciones la solidaridad debe prevalecer.
Al
mismo tiempo sabemos que hay otros métodos desde el punto de vista
técnico, que pueden llevar al mismo resultado. Sin influir en el valor
de la deuda, sin transferirla de un país a otro y sin hacer que los
contribuyentes tengan que pagar. Una de ellas es que el BCE tenga un
papel más activo en la gestión de la deuda. (...)" (Óscar Valero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario