"El nuevo curso académico ha empezado ya en todas las
universidades públicas españolas, pero ya nada volverá a ser lo mismo.
En agosto nos enteramos de que entre 2012 y 2014 la universidad había
perdido 45.000 alumnos. Nadie se acordaba de ellos, no aparecieron en
los discursos de los decanos, el ministro no compareció, y sus sitios en
las aulas donde antes asistían a las lecciones fueron olvidados y
ocupados por otros estudiantes.
Desde que en 2011 empezaran a subir las tasas
universitarias, todos los que estudiamos en la universidad pública hemos
conocido a compañeros que no han podido hacer frente al pago de la
matrícula porque les denegaban la beca del ministerio, o porque
simplemente su economía familiar ha obligado a tener que decidir entre
la enseñanza universitaria o seguir pagando la hipoteca. Todos los
estudiantes lo saben.
45.000 estudiantes han sido expulsados, por no poder pagar
Y miles de jóvenes se matriculan actualmente de la
mitad de asignaturas que antes para poder pagarlas. Sabemos que en
carreras como ingeniería o veterinaria, donde las segundas y terceras
matrículas conviven con mentes brillantes y trabajadoras, las matrículas
anuales ascienden a más de 10.000 euros en ocasiones. La universidad
está naufragando y echa a los estudiantes como si de polizontes se
tratara por no poder reunir el precio exorbitado que cuesta el pasaje.
Nuestros compañeros ausentes tienen nombre,
apellidos, familias y hasta este año, ganas de estudiar. La mayor parte
de ellos no quisieron dejar de estudiar, pero la universidad, las
consejerías de Educación de las comunidades autónomas, y el ministro de
Educación les han dado la espalda. (...)" (Attac Madrid, 13/10/2014)
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