"(...) Pero, en el caso de Bankia, los demás ingredientes estaban ahí: la trama de intereses, la obsequiosidad de los bien pagaos.
En la prensa capitalina no se pudo leer ni un ápice de crítica hasta
que el fiasco fue inocultable.
Por lo demás, también Bankia era el
instrumento financiero de una cierta camarilla madrileña, que sorprende
por su amplitud ideológica. Aunque el que estaba al mando era el PP en
su versión más canalla, todos pillaron y todos callaron. Fue vergonzoso
el pacto entre CCOO y el PP en 1996 para nombrar a Blesa, el hombre de
Aznar. Desde aquel momento, todo en Caja Madrid se hizo provincial y
espeso.
En Bankia estaba, es evidente, lo más concupiscente y corrupto
del empresariado madrileño, de Díaz Ferrán a Arturo Fernández, pasando
por Ricardo Romero de Tejada, secretario general del PP madrileño y
presunto urdidor de aquella vergüenza, el tamayazo, que vivió el
Parlamento de Madrid en los años en que la especulación inmobiliaria
alimentó todas las corrupciones.
El TurboMadrid era
una perita en dulce para especuladores y arribistas. En España hoy la
gente se hace la idiota, como si se acabara de caer de un guindo, pero
ya Alejandro Nieto avisó en su Corrupción en la España democrática,
Premio Nacional de Ensayo en 1977, de lo que estaba sucediendo. Mucha
gente, quizás demasiada, lo sabía.
Lo que pasó después, con una burbuja
disparada por la liberalización del suelo que propició Rato, mostró
hasta qué punto podían empeorar la avaricia y la majadería. España
estuvo en esos años a punto de volverse tonta, como alguien escribió en
otras circunstancias.
Lo de las tarjetas 'black' es
muy vistoso y gandul pero habría que saber cómo se daban los créditos,
en qué condiciones, a quién, y cuáles de ellos eran a un interés
ridículo, de ganga: en definitiva, saber quién formaba parte del clan y
en qué condiciones. Qué constructoras, grupos de comunicación, grandes
empresas se beneficiaron de créditos en condiciones que ningún
particular osaría soñar.
Algunas fuentes señalan,
sólo para dar un ejemplo, que "en febrero de 2012, tres meses antes de
la nacionalización, la Comisión de Riesgos recibió un informe que le
advertía de que la exposición de la entidad en ACS era de 2.757 millones
de euros, en FCC de 1.500 millones, en OHL de 1.000 millones y en
Abengoa de 756 millones, entre otras grandes corporaciones" . Esa
información tal vez nos daría una cartografía del poder madrileño.
22.400 millones de euros nos ha costado el juguete roto. Bueno sería
saber quien lo disfrutó." (Antón Baamonde
, eldiario.es, 26/10/2014)
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