"La confesión de Jordi Pujol supone el más importante caso de
corrupción de la España democrática. La importancia de la corrupción no
debe cifrarse en términos meramente económicos. Aún no se sabe lo que ha
supuesto en dinero la evasión del ex presidente.
Pero no serán cifras
devastadoras. Devastadoras son la mentira y la estafa proyectadas sobre
los ciudadanos que durante 23 años le dieron adictivamente su voto; y la
evidencia de que no hay redención, porque es imposible que Pujol pague.
Puede devolver el dinero, aunque con dificultades, pero no puede
devolver los años ilegítimos en que llamó a los catalanes a sacrificarse
por la construcción nacional.
Aquello que es fama que le dijo a su esposa: «Marta, habrá un momento
en que Cataluña pase por delante de la familia.» De ahí que el anciano
ex presidente haya escogido la rendición de cuentas ante dios.
Su
confesión tiene un aspecto y una profundidad metafísicas y así lo han
entendido, incluso, aquellos de sus fieles más lubricados que en esta
hora inesperada y amarga han escrito decenas de artículos en la prensa
provinciana para subrayar el automartirio infligido y hasta su coraje
penitencial, que así lo ha dicho, por ejemplo, un alto señor de La
Vanguardia.
Ni su actitud ni la de sus feligreses pueden sorprender a nadie.
Cristo y Cataluña (incluso como siglas: aquel CC de su juventud
militante) están inscritos en su actividad contante y sonante.
Mucho más
sorprendente es el temor de dios que han manifestado los partidos
políticos españoles, incapaces de poner a Pujol en el lugar que merece,
que es el de primordial corrupto de la política española. El fuego
cruzado que aplicaron a Bárcenas, a Urdangarin, a Matas, al PSOE andaluz
en pleno (...) han sido salvas de
cortesía ante el Muy Evasor. (...)
La mentira de Pujol no es nada más que la mentira general del
nacionalismo. El nacionalismo miente, y siempre, porque está en su
naturaleza. Miente sobre sus orígenes infamantes, miente sobre la
historia, miente sobre las balanzas fiscales y miente sobre la honradez
de sus patriotas. El principal responsable de las mentiras es,
obviamente, el mentiroso. Pero poco y menos serían sin ese español
acomplejado que las encubre." (ARCADI ESPADA, EL MUNDO – 29/07/14, en Fundación para la Libertad)
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