"Raquel fue desahuciada de su casa en el madrileño barrio de Entrevías
junto con su marido y sus cinco hijos, todos menores. Esta familia
numerosa que se mantiene gracias a la venta de zapatos de un puesto
ambulante, vivía en un piso alquilado por un particular a muy bajo
precio pero lo único al alcance de la economía familiar y a cambio de
que la vivienda fuera reformada.
El pacto resultó ser una estafa. Un
día se encontraron con la sorpresa de que no podían seguir pagando la
comunidad de vecinos por orden del banco propietario del inmueble; a
partir de ese momento comienza su lucha por defender el derecho a una
vivienda digna: intentan negociar con la entidad bancaria, buscan apoyo
en la PAH Madrid y lidian con su día a día tras recibir una orden de
desahucio, que se cumple en el tercer intento.
Los ojos de Raquel se humedecen al recordar el 28 de mayo de 2014, el
día de su desahucio. Con la voz entrecortada trata de explicar cómo lo
vivió, pero asegura que “ el desahucio con palabras no se entendería,
para que lo entienda la gente lo que se siente te tiene que pasar,
porque es horrible que te quiten tu casa”.
La emoción también se palpa
en su agradecimiento sincero a sus compañeros y compañeras de la
Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que no solo la ayudaron a
intentar parar el lanzamiento o a recoger sus pertenencias de la manera
más digna, sino que además consiguieron encontrar al menos una solución
inmediata para esta familia, porque como Raquel recalca con sencillez y
cordura: “en la calle no me iba a quedar”.(...)" (eldiario.es)
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