"A pesar de las continuas mentiras de este Gobierno corrupto de
incompetentes y embusteros, cuyas promesas y previsiones se encuentran
siempre a años luz de la verdad, el hecho central de nuestra economía es
el nivel de vida de las familias españolas, el que más rápidamente se
está deteriorando de toda la UE, cualquiera que sea el parámetro por el
que se mida.
No es que sólo siga cayendo, es que si no se produce un
cambio radical en los niveles de gasto y de endeudamiento del Estado, seguirá desplomándose en todo el futuro previsible.
Y lo que es mucho peor, las expectativas de sus hijos de poder tener
una vida mejor que la de sus padres y un trabajo digno son absolutamente
inexistentes.
Los únicos que tienen expectativas de mejora a costa del empobrecimiento de millones de españoles son las élites empresariales y financieras subvencionadas
con ríos de dinero robado literalmente al pueblo. También los
parientes, amigos y correligionarios de la oligarquía política, que no
sólo conservan todos sus increíbles privilegios, sino que los
incrementan brutalmente. (...)
la renta y el bienestar de las familias van por otro lado. Se han
deteriorado y siguen haciéndolo mucho más que la economía como conjunto
por la sencilla razón de que este Gobierno tan corrupto como despiadado
ha hecho recaer la totalidad del ajuste sobre la clase media, la clase
trabajadora y sobre los más humildes e indefensos, bajando salarios, subiendo impuestos y reduciendo las prestaciones sociales a niveles intolerables. (...)
Los costes laborales unitarios no han parado de caer y están ya casi a
los niveles al inicio de la crisis, y siguen cayendo –0,2% en 2013 si
corregimos el efecto de la paga extra. Los servicios esenciales, como la
electricidad, han subido un 74,5%
desde 2007 frente al 4,1% en Alemania o el 17,3% en Francia. Es
escandaloso, esto no es un Gobierno, es una banda de saqueadores.
Los impuestos sobre las familias medias han aumentado un 30%
y la nueva reforma fiscal los elevará aún más porque se reducirán
drásticamente las deducciones. Un ajuste salarial brutal al que
denominan “devaluación interna”, que según estos golfos que nos
gobiernan y los medios bajo su control “es imprescindible para recuperar la competitividad”.
¿Y
por qué en lugar de llevar a la miseria a un tercio de la población y
de destruir la clase media no recuperan la competitividad poniendo en la
calle a los dos millones de enchufados contratados a dedo; echando a
todos los asesores, cuyos sueldos son de escándalo; eliminando los
coches oficiales; cerrando las Diputaciones, el Senado, el 80 de las
empresas públicas? Pero la razón ya la explicó Rajoy: “Eso ni se toca”.
Son unos auténticos malvados. ¿Y por qué no se pasa a un sistema de precios regulados en el gas, la electricidad
y los productos petrolíferos antes de impuestos, como ocurre en todos
los países donde estas industrias están en manos de oligopolios? Esto
bajaría los precios de inmediato hasta un 30%.
¿Por qué no se reducen
los impuestos al nivel de antes de la crisis y el ajuste del sector
público se hace vía reducción del gasto, que está fuera de control? No
lo van a hacer y lo peor es que muchos de ustedes lo avalarán el 25 de
mayo con sus votos.
En el mejor de los casos, el empobrecimiento de las familias españolas durará años
y, en el peor, decenios, y en todo caso no cesará mientras los dos
partidos estatales mayoritarios, PP y PSOE, que carecen totalmente de
una política económica a medio plazo, sigan gobernando este desgraciado
país, endeudando masivamente a las generaciones futuras, para mantener
un tamaño de Estado monstruoso, ineficiente y corrupto, y a las élites
empresariales y financieras más depredadoras del mundo desarrollado.
Pero lo realmente dramático no es que la economía española no esté
saliendo de la crisis, sino que estamos entrando en una deflación, algo cuyas consecuencias se le escapa a la mayoría de la gente, para quien deflación es sólo una palabra más. Pero no lo es, sino que se trata del peor de los escenarios económicos posibles.
La
deflación es hoy una amenaza para toda Europa, pero en el caso de
España no es que sea una amenaza, es una realidad absoluta cuyos efectos
se harán sentir sin tardar mucho. En el último análisis de Bank of
America/Merrill Lynch de hace dos semanas sobre la amenaza de deflación
en Europa, de los siete parámetros empleados para saber si un país está o
no en tal situación, España era el único país que los cumplía todos.
La deflación es un desastre para los países y las familias con deudas
altas, ya que ambos disponen de menos dinero para afrontarlas y, además,
los tipos de interés reales se elevan, disminuye el valor de los
activos y retrasa las decisiones de consumo y de inversión.
En conjunto,
la deflación hace entrar a la economía en una espiral de efectos
desaceleradores del consumo y la inversión, lo que nos hundirá mucho más
aún en un largo y profundo valle de sombras." (Roberto Centeno, El Confidencial, 14/04/2014)
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